Carcesa interesa a las cooperativas extremeñas y ya hay algunas que abogan por participar en ella ante una hipotética venta por parte de Nueva Rumasa, propietario de las tres plantas extremeñas que baraja la opción de deshacerse de algunas empresas de su grupo (aún no ha salido a la luz ningún nombre) para conseguir liquidez ante los problemas económicos por los que atraviesa el holding empresarial de la familia Ruiz-Mateos. Cooperativas consultadas por este periódico coinciden en la rentabilidad de la empresa, con productos consolidados en el mercado bajo las marcas Apis y Fruco, y hay algunas como Acopaex y Acoba que destacan la capacidad existente en Extremadura para gestionar esta empresa. Incluso los propios trabajadores ya han manifestado su deseo de que Carcesa cambie de manos porque su situación empeora cada día que pasa. De hecho, los 300 empleados que el grupo tiene en la región no han cobrado la nómina de febrero, y la falta de producción les hace tomar vacaciones durante una semana, como es el caso de la planta de Mérida.

En este sentido, el gerente de Acoba, Francisco Pozo, aseguró ayer que ya ha indicado a Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura (en la que se integra esta asociación cooperativa que integra a 500 productores de tomate), que Carcesa es una industria conveniente para su sector y que "si nos juntamos algunos, vamos mejor que solo, y que estamos interesados en participar ante una hipotética venta", teniendo en cuenta, insistió, "con la marca ya consolidada y con el producto terminado". Esta es la cuarta cooperativa en volumen de tomate en Extremadura, y hasta hace apenas tres años vendía más de diez millones de kilos de tomate a Carcesa, pero dejó de hacerlo "a partir de los famosos pagarés", aunque nunca tuvo problemas para cobrar.

Además, Pozo defiende la rentabilidad de Carcesa, recordando que desde ella se han derivado más de 120 millones de euros para ayudar a otras empresas del grupo Nueva Rumasa, tal y como ha publicado este diario. Buena parte de esta financiación se logró emitiendo 70 millones en pagarés garantizados con su patrimonio. Asimismo, otorgó avales bancarios por importe de 18,6 millones para otras firmas controladas por Ruiz-Mateos. El empresario jerezano adquirió Carcesa en el año 2008, y ese mismo ejercicio incrementó su facturación un 30%, alcanzando los 98 millones de euros. En 2009 ascendieron a 124,5 (+26%), y para el 2010 el grupo preveía crecer un 12%, hasta los 140 millones de euros.

CON EXPERIENCIA Esta misma perspectiva de viabilidad la tienen en Acopaex, que también ha trabajado con Carcesa y desde donde apuntan que "siempre hay posibilidades" de poner a la empresa en manos extremeñas, "porque aquí hay experiencia suficiente para llevarla", pero "todo depende", matizan fuentes de esta cooperativa, ya que "se está dañando la imagen de unas muy buenas marcas y cada día que pasa va en detrimento de la rentabilidad futura".

Pese a que nada se sabe aún sobre esa hipotética venta de empresas del grupo Nueva Rumasa, los trabajadores --que no han cobrado febrero y que inician vacaciones obligadas por la falta de producción-- no verían con malos ojos dejar de trabajar para Ruiz-Mateos. "Ojalá nos vendieran mañana, cuanto antes mejor", argumenta la presidenta del comité de empresa, Rosario Riñones, ante la situación angustiosa por la que están atravesando los 300 empleados que hay en la comunidad extremeña.