Más caro en Badajoz que en Cáceres, y en ambas ciudades mucho más elevado que en Don Benito. El precio del agua de distribución oscila significativamente dependiendo de la ciudad en la que se abra el grifo. Lo vuelve a poner de manifiesto un reciente informe elaborado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que, entre otras cosas, revela que en las dos capitales de provincia extremeñas el coste del agua aumentó un 12,8% entre el 2005 y el 2009, una cifra que no alcanza la mitad del encarecimiento promediado en el conjunto del Estado, que fue del 28%.

De esta forma, el consumo medio de agua calculado para una familia de tres miembros (175 metros cúbicos anuales), supondría un desembolso e 210 euros en Badajoz capital (eran 182 en el 2005, con lo que el encarecimiento ha sido del 15,3%), mientras que en Cáceres para este mismo consumo se facturarían 197 euros (178,5 euros hace cuatro años, con lo que el aumento se ha situado en el 10,3%). Las dos ciudades están por debajo de la media nacional, situada en 227 euros. Así, entre las 64 localidades analizadas, Badajoz ocupa el puesto 34 en cuanto a precio, mientras que Cáceres está en el 38.

En estas cifras se incluirían tanto los gastos de suministro como los del equipo de medida --mantenimiento, alquiler o ambos-- y saneamiento, aparte del IVA y de cualquier otro concepto que se facture directamente al consumidor final y que tenga que ver con el ciclo integral del agua.

Además de las dos capitales de provincia extremeñas, el estudio de la OCU también analiza el precio del suministro del agua en otra ciudad de la región, Don Benito, que no estaba incluida en el informe de hace cuatro años. En este caso, el precio por esos 175 metros cúbicos anuales es de 112 euros, el segundo coste más bajo de España, solo por encima de Almusafes, donde el suministro es gratuito.

"Enormes diferencias"

Desde la OCU se destaca que siguen existiendo enormes diferencias en el precio del agua entre las distintas localidades españolas, fluctuando de los cero euros de Almusafes a los cuatrocientos de Murcia. Igualmente, también hay considerables divergencias entre los diferentes sistemas de facturación.

Así, en trece de los municipios estudiados, en lugar de cuota de abono se factura una cantidad fija que incluye el consumo de entre 60 y 180 metros cúbicos, según la ciudad. En este punto, a juicio de este colectivo de consumidores, "establecer un mínimo demasiado elevado puede incitar al despilfarro ya que puede haber consumidores que gasten un volumen inferior y deban pagar por ese mínimo".

En cuanto a la parte variable, en España se aplica de dos modos diferentes: todos los metros cúbicos al mismo precio, o facturando las primeras cantidades a un precio y, cuando se alcanza el límite fijado para el primer bloque, se cobran a otro más alto, hasta alcanzar el margen del siguiente tramo. "Con este sistema el precio resulta progresivo pero solo si la tarifa está bien diseñada, que no siempre es el caso" ya que, se indica, en algunas ocasiones "el primer intervalo de consumo es tan desmesurado que no tiene efecto moderador del consumo". En este punto, el informe cita el caso cacereño, donde se aplica un primer bloque de "solo treinta metros cúbicos al año".

Ante estos datos, la OCU defiende "que el precio del agua debe de ser asequible para quien haga un uso razonable de ella y más alto a medida que el gasto se dispare". Por este motivo, propone una facturación por bloques siempre que ésta cumpla varios requisitos: que sea simple y conocida por la población; que los intervalos de consumo sean acordes con la política de ahorro; y que se incluyan medidas correctoras que tengan en cuenta el número de habitantes de la vivienda y el nivel de ingresos. "Esta estructura de tarifas debe ir acompañada de una moderación de los costes fijos. De lo contrario, si son muy elevados, anulan el efecto deseado de la progresividad", se concluye.