En noviembre del 2008 el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revelaba que más de un 80% de la población estaba muy o bastante de acuerdo con la afirmación de que el Rey había sabido ganarse la simpatía de los españoles, incluso de aquellos que no veían la Monarquía con buenos ojos. Prácticamente la misma proporción de ciudadanos consideraba, además, que Juan Carlos I era garantía de orden y estabilidad para los españoles. No habían pasado dos años, en octubre del 2011, y la Casa Real cosechaba el primer suspenso de su historia en este mismo barómetro, con un 4,89 sobre diez, casi medio punto menos que en noviembre del 2010, cuando todavía era la única institución, junto a las Fuerzas Armadas, que conseguía aprobar. El caso Urdangarin , con la reciente imputación de la infanta Cristina, las cacerías en Botsuana o algunas de las amistades que ha mantenido el monarca han ido socavando su imagen. ¿Lo han hecho también con el sentimiento monárquico de los españoles?, ¿nos acerca todo esto a un cambio de modelo en la Jefatura del Estado?

Manuel Sosa, coordinador local de IU en Badajoz, empieza negando la premisa inicial. "Este país a lo mejor era juancarlista , pero no monárquico", para asegurar a continuación que los partidarios de la república han aumentado significativamente "en los últimos tiempos". Eso sí, atribuye esta circunstacia en mayor medida a los deméritos de la propia Casa Real que al hecho de que se haya producido "una reflexión ciudadana sobre la necesidad de un proceso republicano. El hecho de que la familia real se haya molestado por la imputación de la infanta Cristina y haya pretendido jugar con la fiscalía, es algo que la gente lo percibe. Y respecto al famoso discurso del rey diciendo 'todos somos iguales'... menos cuando le toca a su hija, por lo visto".

Sosa pone como ejemplo de este progresivo ascenso del republicanismo los actos que cada año, desde hace quince, se celebran en Badajoz para conmemorar el 14 de abril --fecha en la que se proclamó en 1931 la Segunda República--. "Hace quince años salimos de las catacumbas y fuimos a la plaza de toros a poner un ramo de flores republicano. Ibamos cinco personas, no más. Sin embargo, de unos años para acá, la cifra se ha ido duplicando, triplicando, cuadruplicando...., cada vez viene más gente", añade. Y en la celebración que con este mismo motivo tiene lugar en la plaza Alta, "no se cabe hace años".

Pero, precisa Sosa, no solo ha aumentado la afluencia de personas, también la conciencia de por qué se acude a estos actos. "La gente es ahora consciente de que va a una fiesta que se llama abiertamente 'por la Tercera República'. Año a año han ido comprando sus banderas, acuden con ellas y empiezan a tener auténtico sentimiento republicano", porque, explica, esto ya no es "como al principio, una cuestión de nostalgia de la Segunda República, sino de ir abonando el camino para la tercera". En cualquier caso, Sosa reconoce que el que la Monarquía haya dejado de ser "intocable" no significa que se vaya a tener "una república el año que viene o dentro de dos años. Hay que ser muy ingenuo para creer eso. Ahora, lo que sí es evidente es que el concepto de república se va abriendo camino. Yo estoy absolutamente convencido de que no me muero sin conocer la tercera en España".

El pasado fin de semana también hubo en Cáceres actos conmemorativos del 14 de abril en los que dirigentes provinciales del PSOE e IU pidieron reabrir el debate sobre la república. En ellos estaba Luis Gibello, coordinador local de IU en Cáceres, para quien "la existencia de una institución con carácter vitalicio y que está por encima de las leyes y del bien y del mal es ya de por sí anacrónica". También él considera que "se está evidenciando cada vez más que los ciudadanos apuestan por la alternativa republicana". A ella habría que llegar, defiende, tras "un proceso constituyente que incluya una consulta sobre el modelo de Jefatura de Estado".

UN NUEVO MARCO Frente a esta vía rupturista , el PSOE está trabajando en una propuesta para establecer un nuevo marco para la monarquía, como reconocía este pasado lunes la vicesecretaria general del partido, Elena Valenciano. Desde la región, la portavoz del PSOE extremeño, Isabel Gil Rosiña, entiende "el enfado de los ciudadanos" en un momento en el que están sufriendo "muchos problemas y al mismo tiempo ven cómo la Casa Real comete errores graves". Sin embargo, no comparte que esto motive "un debate rápido" sobre una "cuestión seria". "Esto es algo que tiene que hacerse desde el consenso y mediante una reflexión responsable para que las instituciones funcionen mejor. No se puede ser ajeno a una crítica realista --incide--, pero esto no supone decir 'vamos a quitar la Monarquía'", arguye.

En este sentido, defiende "una modernización de la Monarquía, igual que del resto de instituciones", una vez que se ha comprobado que hay algunos aspectos "que no funcionan o que no vienen a responder a las necesidades de los ciudadanos".

Para Gil Rosiña los cambios que atañen a la Jefatura del Estado y otras cuestiones como la reforma del sistema electoral o la del Senado, "tienen que hacerse dentro de algo de lo que venimos hablando los socialistas hace tiempo y a lo que ya empiezan a sumarse otros partidos, que es la reforma constitucional. Entendemos que es necesaria para adaptarse a las necesidades de los ciudadanos, para que las instituciones funcionen mejor".

Miguel Angel Morales, secretario general de PSOE cacereño, se muestra partidario de ir un paso más allá y abrir el debate entre monarquía y república. "Una vez que ya está asentada la democracia en España y los ciudadanos tienen ansias de mayor participación parece razonable que pongamos encima de la mesa la discusión sobre el modelo de Jefatura de Estado", asevera. El tiene claro por cuál de las opciones se decantaría. "Si estamos pidiendo una democracia más participativa y que los ciudadanos sean realmente los que tengan la primera y última palabra, también parece razonable que el Jefe del Estado sea elegido por los ciudadanos. No parece razonable que alguien por nacer en una determinada cuna esté predestinado a ser el jefe de un país", sostiene. "Un cambio de modelo aportaría profundizar en la democracia entendida como la capacidad que tienen los ciudadanos de decidir sobre todos aquellos que les están gobernando", arguye.

CONTEXTO DE CRISIS Para Julián Carretero, secretario general de CCOO Extremadura, los problemas de la Casa Real tienen mucho que ver con la situación general de crisis que atraviesa España. "Cuando una crisis es tan profunda, tan larga como la que tenemos encima, entra en crisis todo. Ahora están en cuestión los partidos políticos, los sindicatos, el propio parlamento, el Estado de las autonomías.... Todo está en cuestión en mayor o menor medida. Y eso hace cuatro años no era así".

Aunque Carretero recuerda que en el seno de su sindicato este es un debate "que aún no se ha configurado", "a título personal" defiende que lo que es "fundamental ahora es una reforma de la Constitución" que permita aspectos como una mayor participación directa de la ciudadanía en algunas decisiones. "Yo creo que ahora mismo no habría tanto cuestionamiento de las instituciones democráticas si, por ejemplo, una ILP (Iniciativa Legislativa Popular) como la de los desahucios no quedase en saco roto", razona.

"Soy profundamente republicano en mis convicciones y me parece que es bastante más democrática una institución elegida que una heredada", afirma Carretero que, no obstante, subraya que "la Constitución del 78 nace después de un amplio proceso y fue ampliamente querida por la inmensa mayoría de los españoles". Argumenta, además, que un cambio de este tipo no es algo prioritario para la sociedad española ni tampoco aportaría demasiado con vistas a salir de la crisis "en las mejores condiciones posibles". Sobre la posibilidad de poner en marcha un proceso constituyente resalta que "hay que ser más sosegado en estas cosas. Un proceso constituyente es muy complejo, sobre todo en un momento tan delicado como este, en el que los pilares de la democracia moderna, que son los partidos políticos y las organizaciones sociales, también están cuestionados. Yo creo que esta es una opción que encierra mucho riesgo". Más en un país en el que, "en los últimos 250 años", se ha sido "bastante poco tolerante" a la hora de resolver las disensiones.

Jose Emilio Estrella es el fundador y director del Centro Monárquico de Estudios Institucionales de Extremadura. Durante el franquismo la defensa de la monarquía le costó la cárcel y el exilio voluntario en Portugal y Alemania. Aún hoy sigue defendiendo la necesidad de esta institución para el país. "Como institución, ¿en qué ha fallado la Monarquía?", se pregunta Estrella. "La infanta Cristina y su marido son parte de la Casa Real, pero no de la institución en sí", arguye. Además, su procesamiento "demuestra que estamos en una democracia". Estrella recalca que durante las últimas tres décadas la figura del rey ha garantizado "la estabilidad democrática y la alternancia en el poder de los partidos, cada uno con su ideología, sin que haya problemas". Por esta razón, considera que el monarca no puede convertirse ahora en el chivo expiatorio de los problemas económicos y sociales que sufre el país. "El rey reina, no gobierna. Quien tiene la responsabilidad de los éxitos y fracasos son el Gobierno y el parlamento".

Entre los partidos políticos, la defensa más cerrada de las institución ha venido del seno del Partido Popular. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, destacaba este mismo mes que la Monarquía "cuenta con un apoyo muy mayoritario" en la sociedad española, y elogiaba el papel del Rey en la transición y en el 23 de febrero de 1981. En esta misma línea, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, pidió recientemente tratar a la Monarquía "con enorme delicadeza y mimo" por su aportación a España, mientras que el de Justicia, Alberto Ruiz--Gallardón, resaltó que la Corona "es un elemento de cohesión entre lo que fuimos y lo que queremos ser". A nivel regional, desde el PP se ha preferido no hacer ninguna valoración sobre este asunto.