"Hay dos factores: la crisis y las elecciones", explica Antonio José García Sampaio, corresponsal de la Agencia Lusa en Madrid, que observa y analiza desde la distancia cómo el Gobierno del socialista José Sócrates ha modulado su compromiso de tener terminado trazado portugués del AVE Madrid-Lisboa para el año 2013. "En Portugal arrastramos graves problemas económicos desde el 2002, con una deuda pública muy alta y superando, cada año, el límite de déficit marcado por la UE. Ahora la crisis ha empeorado la situación", continúa.

En este escenario coloca la decisión el Partido Social Demócrata (PSD), formación que lidera la oposición, que ganado las elecciones europeas y que ha roto la baraja relegando a un segundo lugar la necesidad de desarrollar el tren de alta velocidad en el país --que comprende además de la línea Madrid-Lisboa, las conexiones Lisboa-Oporto y Oporto-Vigo--. "Su presidenta, Manuela Ferreira Leite, defiende que, con los problemas financieros que atraviesa el país, el alto gasto de estos proyectos solo incrementaría la deuda", apunta. Bajo su punto de vista, detrás de esta apuesta está el apoyo electoral obtenido el pasado 7 de junio.

Las cuentas en Portugal son claras. Según los datos que maneja el organismo público luso RAVE, encargado del desarrollo de la red de ferrocarril de alta velocidad, estos tres trazados costarían al Estado portugués más de 7.000 millones de euros, entre su construcción y la gestión durante los primeros años. Solo el tramo hasta la frontera con Badajoz tiene un presupuesto de 2.400 millones. Mientras, la deuda pública del país se sitúa por encima de los 40.000 millones de euros.

Estrategia electoral

"Es un parón táctico", según Nuno Ribeiro, corresponsal en España del diario Público, el periódico luso de información general con mayor difusión. En su opinión, el Gobierno de Sócrates y el Partido Socialista Portugués siguen creyendo que el proyecto es prioritario. Pero la derrota en las elecciones europeas frente al PSD "les ha hecho reflexionar y ser más prudentes: si dan ese impulso ahora al AVE les puede costar votos y comprometer las negociaciones para formar Gobierno en octubre, porque parece claro que no habrá mayorías absolutas".

"Para Sócrates es vital", coincide García Sampaio, que recuerda que España es el principal socio comercial de Portugal --compra a España el 29% de sus importaciones y nos vende el 27% de sus productos--. "Está convencido de que no hacer ese tramo, más importante incluso que el de Lisboa-Oporto, supondría un mayor aislamiento del país, la pérdida de fondos europeos y traicionar los compromisos con el Gobierno español", argumenta.

Ambos coinciden en que todo dependerá del resultado de las urnas y la deriva de la economía. Y sospechan del PSD: "Aunque apuesta por destinar el dinero del AVE a proyectos más pequeños para beneficiar a las pymes portuguesas, si llega a gobernar tal vez mantenga los plazos y las obras, porque ya se ha gastado mucho dinero y también hay concursos públicos comprometidos".