No es un fenómeno nuevo: las mujeres de los países desarrollados cada vez retrasan más el momento de tener hijos. Los motivos (incorporación al mercado laboral, retraso en la emancipación...) también son conocidos, pero hay un tendencia novedosa: la maternidad avanza entre las mujeres mayores de 35 años. Y las extremeñas no son una excepción.

De hecho, una de cada cuatro embarazadas en Extremadura ya supera los 35 años, porque de los 9.993 partos registrados en la región en el 2005 (último dato disponible en el Instituto Nacional de Estadística), 2.345 estuvieron protagonizados por mujeres en esta franja de edad. Así, los partos protagonizados por estas mujeres han aumentado un 78,6% desde 1.995 (cuando hubo 1.313 alumbramientos). A nivel nacional, el incremento es todavía más pronunciado, ya que se pasó de los 50.285 nacimientos que tuvieron lugar en 1995 a los 110.625 de hace dos años, lo que supone una subida del 119,9%.

La diferencia entre el ámbito nacional y el regional se acorta, en cambio, si tenemos en cuenta qué porcentaje del total de nacimientos suponen los protagonizados por mujeres de esta edad, valor que en ambos casos representa casi una cuarta parte del total (23,5% en Extremadura y 23,7% para el conjunto del país). Por el contrario, la cifra de partos en la edad médicamente óptima (de los 25 a los 35 años) disminuye más de tres puntos porcentuales en la región, mientras que sube casi un 16% en España.

En cualquier caso, resulta evidente que la tendencia es esperar a ser cada vez más mayores para tener hijos. Las causas de este fenómeno son múltiples, si bien la incorporación de la mujer al mercado laboral, el aumento de la esperanza de vida y el perfeccionamiento de las técnicas de reproducción asistida son algunas de las más evidentes. Así lo indica Domingo Barbolla, sociólogo y antropólogo de la Universidad de Extremadura, para quien "la mujer intenta cubrir sus expectativas profesionales antes de tener el primer hijo; una muestra más de la relajación de nuestro ritmo de vida, como consecuencia de que esperamos vivir más".

Los escasos incentivos que la Administración española destina al fomento de la natalidad, junto a la generalización de unas pautas sancionadoras del comportamiento infantil en el mundo adulto ("que los niños molesten en una tienda", ejemplifica Barbolla), son otras de las razones de esta situación. Por ello, según el sociólogo, la sociedad actual se enfrenta al "reto del rejuvenecimiento", para evitar la reducción del nivel de bienestar que se produciría una sociedad envejecida.

Por ahora, sin embargo, las extremeñas optan por retrasar la edad de ser madres, como también demuestra el aumento del uso de las técnicas de reproducción asistida. Francisco García, responsable del único centro público que ofrece este servicio en la región, confirma que cada vez más parejas acuden a su consulta. "Con la edad disminuye la fertilidad, lo que, junto al perfeccionamiento de la fecundación in vitro, contribuye a incrementar nuestra demanda", sentencia García. En definitiva, el retraso de la maternidad es una realidad y parece ir en aumento.