Mariano Rajoy ha vivido su peor semana desde que es presidente del gobierno. En el año y medio que lleva en Moncloa ha vivido momentos duros, como el rescate bancario, los recortes, las subidas de impuestos y especialmente del IVA, las dos huelgas generales o la andanada de Aznar por su política económica. Pero ninguno como este. El 'caso Bárcenas', los famosos SMS, el tirón de la manta del extesorero, la acusación de cobrar en B y sobre todo la política de comunicación del presidente han provocado que ésta sea su semana horribilis. Y es que por primera vez en este año y medio, Rajoy se ha quedado sólo, sin más apoyo que su mayoría absoluta en las Cortes Generales, que no es poco. Ningún barón autonómico, y tiene muchos, ha salido a defenderle ni a "poner la mano en el fuego" por él, no vaya a ser que más de uno sea después esclavo de sus palabras y termine quemándose con el presidente. En Extremadura la número 2 del gobierno, Cristina Teniente , ha reconocido incluso, en contra de la versión oficial de la primera mitad de la semana, que Rajoy tiene que dar explicaciones, aunque "cuando él lo estime oportuno". Y ahí está una de las claves del caso, "el tiempo", que es, como decía el miércoles en la Asamblea el jefe de Gabinete de Monago, Iván Redondo "lo más importante en política. Al final, pase lo que pase, todo el mundo acaba cadáver, sólo es cuestión de tiempo, luego en la gestión del tiempo está el éxito de una trayectoria política". Rajoy, en la oposición, manejaba el tiempo como nadie. Aparecía cuando él quería, dejaba pasar los problemas, evitaba charcos y esquivaba micrófonos. Pero no está en la oposición, sino en el Gobierno, y no debe una explicación vía plasma a sus votantes, sino a todos los ciudadanos en el Congreso. Y la debe ya, porque cada día que pasa su imagen se hunde más... y amenaza con hundir la de sus compañeros.

XESTO QUEx parece tan elemental, lo de dar explicaciones, no estaba tan claro a principios de semana, tras la extraña rueda de prensa con respuesta escrita del presidente incluída. Ha sido el plante de la oposición, y sobre todo la amenaza de moción de censura del PSOE la que ha provocado lo que parece ser una marcha atrás. Todo apunta a que Rajoy irá al Congreso en unos días y no en septiembre, como había previsto, con las vacaciones de por medio y un mes para preparar una comparecencia en la que se juega buena parte de su futuro. Ha debido de pensar que si se tiene que tirar a la piscina, con o sin agua, será mejor que se tire él sólo a que le empujen los demás, porque al menos podrá elegir el sitio e intentar caer de pie. Y se habrá imaginado qué pasaría si se materializase la moción: medios de todo el mundo contando el extraño caso de un país en el que el presidente tiene alergia al parlamento y la oposición tiene que utilizar una bala de cañón para abrir una ventana. El país en el que un partido presenta una moción de censura no para sustituir al presidente, sino para que dé unas explicaciones que en cualquier otro sitio hubiesen llegado hace tiempo. En fin, otro misil a la credibilidad exterior de un Mariano Rajoy que va a tener más que complicado desligar su imagen de la de Bárcenas , sobre todo si sigue llevándole "papeles" al juez o filtrando mensajes de móvil. Y es que como dice un veterano político extremeño: "da la sensación de que si Bárcenas gira la muñeca alguno se queda sin cataplines. Y eso tiene que doler..."

La oposición, además, ha encontrado una vía muy efectiva para hacerle daño al gobierno: recordarle al extesorero en cada uno de los plenos, comisiones, actos y comparecencias, además de bloquear cualquier acuerdo hasta que Rajoy no vaya al pleno. Justo lo que el ejecutivo no se puede permitir: aparecería eclipsado por el caso y perdería credibilidad y empuje político en un momento en que mantiene demasiados frentes y reformas abiertas.

XEN EXTREMADURAx no se ha producido este bloqueo, y las negociaciones entre gobierno y oposición siguen adelante en distintos ámbitos. Parece que habrá acuerdo en innovación, una materia en la que el gobierno de Monago ya ha anunciado que invertirá parte del "déficit estratégico" que le permita Montoro en el próximo Consejo de Política Fiscal y Financiera. En los próximos días se reunirá este Consejo, en el que parece que la sangre no llegará finalmente al río. Si a principios de mayo se vislumbraba un choque frontal entre las comunidades cumplidoras y las incumplidoras por el reparto del déficit adicional, e incluso se amenazaba desde Extremadura con dar un golpe encima de la mesa, ahora los ánimos están más calmados. La región aceptará, o al menos no se opondrá, a que las incumplidoras salgan beneficiadas en el reparto, siempre que haya alguna compensación. La décima más de margen que tendrán las Comunidades y el tiempo transcurrido, esa variable tan importante en política, ha logrado lo que hace sólo 3 meses parecía imposible. Pero claro, 3 meses, en política, son un mundo...