"Si hay pocas manos controlando el mercado del arroz, los productores van a tener difícil negociar los precios". Es el temor que se esconde detrás del comunicado que Cooperativas Agroalimentarias de Extremadura, con el apoyo de todas las organizaciones agrarias con presencia en la región, ha hecho pública y de la que ayer informó este diario. El motivo: los rumores acerca de la posible compra de la sección de arroz de la empresa SOS por parte del Grupo Herba. "De este modo, se harían con el 50% del mercado, convirtiéndolo en un oligopolio", denuncia Carmen Moreno, directora de Cooperativas.

Por ello, esta organización, en colaboración con APAG Asaja Cáceres, APAG Extremadura Asaja, COAG y UPA-UCE, ha iniciado una campaña para reclamar que se vigile el citado proceso de venta. "Pretendemos que las administraciones y, sobre todo la Comisión Nacional de la Competencia, estén atentas para prevenir la creación de un posible oligopolio y se respete el mercado libre", insiste Moreno.

Actualmente, Extremadura produce unos 200 millones de kilos al año, de los que en torno al 26% se transforma en la región --a través de Extremeña de Arroces, que aglutina a las principales cooperativas del sector, y Arrocerías Dorado-- y el resto --arroz cáscara, es decir, en bruto -- se vende a otras regiones (Comunidad Valenciana, Cataluña y Andalucía, principalmente). Es esta segunda parte la que más perjudicada resultaría por un hipotético oligopolio que controlara el sector sin dar lugar a negociaciones, si bien no está calculado cuánto dinero se perdería, ya que los precios varían cada campaña.

De momento, esta incertidumbre se une a la mucha que ya afecta a los arroceros por la complicada situación que atraviesa el campo. "La situación de la mayoría de los cultivos es dramática y el arroz no es una excepción", comenta un productor, que explica que a la preocupación por el precio al que venderán sus cosechas se une la del aumento de los costes, que hacen muy difícil rentabilizar su actividad.

En este sentido, denuncia que las ventas van muy retrasadas en Extremadura y que las industrias aprovechan la mala situación económica para minarles psicológicamente. "El año pasado ya hubo cooperativas que tuvieron que vender en agosto, cuando ya no se puede negociar nada", comenta. Una situación que podría generalizarse de hacerse realidad el temido oligopolio.