La Iglesia extremeña está en crisis. En los últimos años se ha producido un importante descenso en el número de ingresos en los seminarios, algo que, unido a la alta edad de los sacerdotes --la media ronda los 65 años-- hará que en poco más de una década la escasez de curas sea uno de los grandes problemas a los que tendrá que enfrentarse esta institución.

En pasadas fechas el arzobispo de Mérida-Badajoz, Antonio Montero, mostraba su preocupación por la "crisis de vocaciones" que vive actualmente Extremadura, una situación que, a su juicio, llevará a la Iglesia en un futuro a no poder garantizar en la diócesis pacense el mínimo necesario de ocho o diez sacerdotes que se necesitan cada año.

EL SACERDOTE, UN REGALO

Un mensaje con el que también coincide el obispo Ciriaco Benavente, quien ya alertó hace tres años en la Diócesis de Coria-Cáceres sobre el problema que se presentaba en los seminarios y su incidencia en el sacerdocio, asegurando a los diocesanos que "si los sacerdotes son un regalo necesario hay que pedirlo y agradecerlo".

Y es que el panorama no es nada halagüeño para la Iglesia. El último informe elaborado por la Conferencia Episcopal Española, La Iglesia Católica en España , en el que se recogen datos desde 1996 al 2001, indica que en sólo cinco años el número de seminaristas ha descendido en Extremadura un 38%. Una reducción que, aunque en menor medida, también se da en el sacerdocio, en donde durante el mismo periodo se pasó de 582 sacerdotes a 579.

PROBLEMAS DE EDAD

A ello hay que sumar la alta edad de los sacerdotes que ofician en la región, lo que supondrá que en los próximos años se jubilen más curas de los que se ordenan, algo que ya sucede en otros puntos del país. Esta situación provocará que, pese a que muchos estén retirados, tengan que seguir colaborando activamente en sus parroquias, una medida que también se ha puesto ya en práctica en algunas diócesis.

Pero la crisis de la Iglesia no es sólo patrimonio de Extremadura. En España, un total de 28 diócesis no tuvieron nuevos ingresos de seminaristas el pasado año, además, nueve apenas cuentan con dos seminaristas y tan sólo dos acogen a más de 100 aspirantes a sacerdote.

Desde la Iglesia aseguran que si la falta de vocación se mantiene en un futuro, la mitad de los 62 seminarios mayores del país tendrán grandes dificultades para continuar abiertos.