La expedición del primer permiso de conducir en España se realizó en 1900, tras ponerse en marcha un Real Decreto que exigía a los automovilistas una serie de documentos para circular por las carreteras españolas.

En aquellas fechas el permiso lo otorgaba el gobernador de la provincia, tras un examen que era realizado por una persona designada por él.

Algunas curiosidades: En aquellos años la velocidad estaba limitada a 28 kilómetros por hora. No se podían utilizar bocinas o campanas por la noche. El vehículo debía llevar tres faroles encendidos por la noche, uno blanco y otro verde en el frontal y uno rojo en la parte posterior. En 1918 las mujeres necesitaban permiso paterno o del marido para poder obtener el carnet de conducir.