Cada vez se hace más común que en el debate de presupuestos de lo que menos se hable sea precisamente de los presupuestos. Sí, no se extrañe, lo vimos este viernes en la Asamblea. Allí, salvo la intervención inicial del consejero, en la que trazó las grandes líneas de las cuentas, lo que hubo fue política pura y dura con el presupuesto como excusa. Política nueva, la que todos reivindican, política vieja, en la que terminan, y política infantil, la del enfrentamiento entre los diputados en twitter: los del #Monagocumple frente a los del #Monagotramposo.

Este año, sin la tensión de saber qué pasaría con las cuentas, como en 2011, y con la novedad de los regionalistas y su utópica propuesta de moción de censura, el pleno derivó en un ejercicio de toma de posiciones de cara a los próximos meses, con la vista en mayo de 2015. Así, no fue raro ver que al habitual choque entre populares y socialistas se sumase el de los grupos minoritarios contra los mayoritarios y entre ellos mismos: hay y habrá más que codazos por la tercera vía...

El gobierno utilizó el pleno para insistir en que sus políticas son las únicas viables, en que los presupuestos son los mejores posibles, en que no hay alternativas y en que estamos, como dice Montoro , "no ya viendo la luz del túnel, atisbando la salida". El consejero Antonio Fernández , consciente de que la prueba del algodón de la economía no es ni el Ibex 35 ni el déficit, sino el paro, anunció que la creación neta de empleo se producirá en el segundo cuatrimestre de 2014.

Además, y ya metido en números, aseguró que los 200 millones de la Deuda Histórica se cobrarán tarde o temprano, Montoro mediante, no como en 2011, y en gastos reclamó un pacto en materia de Sanidad, que viene a ser el gran agujero negro de las cuentas, por el que se van "entre 100 y 280 millones más de lo presupuestado al año desde 2010". Oferta de pacto a la que respondió afirmativamente el socialista Fernández Vara , de quien el consejero dijo que era "la persona que más sabía de Sanidad en Extremadura". Ahí terminaron los elogios, porque lo más bonito que le dijo después fue que no se había leído los presupuestos.

Fernández Vara en cambio subió a la tribuna por segundo año consecutivo dispuesto a reclamar su sitio como líder de la oposición, para insistir en que es la única alternativa al PP y para pedir a los populares que no traten de deslegitimarle porque antes haya sido presidente. Todo, en medio de críticas cruzadas a cuenta de los dos temas recurrentes de la legislatura: la deuda y el déficit. Sobre la deuda, Vara defendió que si se disparó en su mandato fue para "amortiguar la caída de la economía", mientras Fernández le echaba en cara que la mayor parte de los créditos actuales vayan a pagar las facturas heredadas.

En el déficit, curioso debate a cuenta del resultado final de 2012: no el 0,69 anunciado sino el 1,02 confirmado por el Ministerio. Un debate en el que todos reconocen errores. El PSOE critica al consejero por presumir del 0,69 cuando ya conocía el nuevo dato, aunque para ello tenga que reconocer que el ejecutivo no fue tan "recortador" incluso con el impuesto bancario. Y el consejero, que defiende que ellos ya decían que estaría más cerca del 1 que del 0,7 de Montoro, reconoce implícitamente que la tarea no fue tan heróica como defendió Monago .

X¿Y LOS DOSx minoritarios? Compartiendo el limbo y codazos en el momento tenso del pleno, cuando el regionalista Beneyto acusó a Izquierda Unida de recibir "prebendas" del PP por sus abstenciones. Escobar , visiblemente airado, le pidió que lo retirara tras constatar que sus primeras acepciones en el diccionario eran "ventaja o beneficio que recibe arbitrariamente una persona" y "trabajo o cargo lucrativo y poco trabajoso".

Ambos grupos también utilizaron el mismo esquema en sus intervenciones, críticas a dos bandas, al presupuesto y a la enmienda socialista, y al votar, la abstención, pese a que los regionalistas la habían descartado días antes por tratarse de "una forma de tapar las vergüenzas". Después, y ante la evidencia de que para cumplir su palabra de apoyar los presupuestos tendrían que votar contra la enmienda socialista, decidieron abstenerse, sin saber que el nuevo reglamento, o su interpretación, da ahora la oportunidad de oponerse a una cosa y a la contraria. De locos.

Hasta ahora rechazar la enmienda a la totalidad era aprobar el presupuesto, pero con dos votaciones separadas puede ocurrir que los grupos no asocien el voto y rechacen ambas. El PSOE sostiene que el PP quiso hacerlo para forzar a los regionalistas a votar a favor de las cuentas (finalmente no votaron), y el presidente de la cámara asegura que avisó del problema en la reforma del reglamento pero "otros no quisieron verlo".

El caso es que el nuevo reglamento ha hecho aguas a las primeras de cambio y una de dos, o se vuelve a reformar o se interpreta de otra forma. Porque la ley es una y la interpretación que de ella se hace puede ser otra. Y si no que nos lo digan con la aplicación retroactiva de la 'doctrina Parot', tumbada por Estrasburgo tras recibir aquí el visto bueno del Supremo y el Constitucional.