"El riesgo de infección es elevado", indica Julio Tovar, decano de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura, tras conocer la existencia de 47 explotaciones afectadas por lengua azul en Andalucía. De hecho, considera que el brote que llegó a la región en octubre del 2004 también procedía de la comunidad andaluza. No obstante, Tovar confía en la eficacia de la campaña de vacunación promovida por la Junta de Extremadura.

La principal vía de transmisión de esta enfermedad vírica es la picadura de un mosquito. "Tiene una gran capacidad de vuelo, puede alcanzar los 200 kilómetros en condiciones favorables como las altas temperaturas y el viento", asegura el decano.

Pero Tovar incide en que las principales consecuencias que arrastra esta enfermedad para los ganaderos son económicas. De hecho, aunque la cabaña bovina no desarrolle el virus y solo sea portadora, también le afecta las restricciones de movimiento. Tovar sostiene que así muchos pequeños ganaderos se arruinaron con el brote anterior. Una epidemia que en Extremadura se saldó con 78 brotes desde el 27 de octubre del 2004 hasta el 10 de octubre del 2005, según datos del Ministerio de Agricultura.