A modo de preámbulo debo de decirle al lector que hoy no voy a interesarme por la tradición gastronómica, se puede decir que me acercaré a la gastronomía desde otro punto de vista: daré mi opinión de un hecho crucial para los tiempos que vivimos, por aquello que puede incidir en el desarrollo de nuestra tierra, esto es, el turismo gastronómico.

Hace pocas semanas atrás tuve una conversación con un cocinero de la tierra y me dijo que el problema de la cocina extremeña está en que muchos profesionales no son "honestos" con su experiencia y con su tradición, puesto que prefieren la modernidad mal entendida antes que bucear en la cocina de sus ancestros y darle una vuelta de tuerca, que en ella se hallan mucha imaginación y muchas vivencias, ya que algunos creen que usando los productos extremeños y darle un nombre que contenga reminiscencias de la tierra, ya está haciendo "cocina tradicional extremeña", cuando ésta es algo más que un simple nombre y una carta con fotografías de la dehesa o de algunos de los monumentos que pueblan nuestro paisaje.

La cocina tradicional es un valor importante para la economía extremeña y puede contribuir a eso que ha venido en llamarse 'turismo gastronómico', concepto que debe entender todos aquellos que se dedican a la hostelería y no pretender que todo se solucione con un anuncio o un logo.

XCUANDO UNx viajero se pone en camino dirección de Extremadura debe de comprender que sus campos de cerezos, sus cultivos de pimientos o de olivos, sus terneras, sus corderos y sus cerdos ibéricos recorriendo la dehesa son parte de la materia prima de la gastronomía de una región bendecida, pero hay algo más: la transformación de esos productos en una verdadera y característica gastronomía, que tiene una historia de cientos de años. Una gastronomía que es la confluencia de tres culturas y la biografía de cada uno de los hombres que han pasado por sus tierras. Y es eso lo que deben de entender todos aquellos que de alguna manera estamos metidos dentro y fuera de los fogones, pues no solo deben venir a pasear por la dehesa o a contemplar olivos centenarios o el aceite cristalino, sino a degustar esos platos que contienen el carácter del extremeño.

Estamos obligados a hacer la salvedad de que por tradición no debe entenderse la presentación rústica, los manteles de hule o el conciso camarero. La cocina tradicional actual necesita beber en la cocina moderna, pero sin torcerla tanto que no la reconozcamos, como decía mi amigo el cocinero "la cocina debe ser honesta", que cuando el visitante nos deje tenga que volver por el recuerdo imperecedero que le ha dejado la gastronomía tradicional extremeña.

XEJEMPLOS DEx lo que escribo tenemos tanto en el sur como en el norte, con la gastronomía andaluza o vascuence o ¿no recorren muchos viajeros cientos de kilómetros para comer un pescadito frito o un bacalao al pil pil? Y esto es solo un pequeñísimo ejemplo de los cientos que existen.

El turismo gastronómico es la materia prima de una región convertidos en productos de delicatessen, pero hay aún más: su transformación en elaboraciones culinarias que tamicen la historia de esta tierra, puesto que la cocina moderna trasmutada en delicada joven de piel melocotón y curvas infinitas puede ser contemplada y admirada en cualquier parte de la península, pero ese manjar tradicional trasfigurado en apetecible mujer madura con la sabiduría bajo su piel tradicional, solo se puede admirar en esta tierra a través de cualquier plato de su cocina arraigada en la historia de sus habitantes.