Los casos de violencia en las aulas extremeñas no son destacables, pero sí son numerosos los actos de indisciplina que se producen en los centros; van en aumento y cada vez son más problemáticos. El sindicato Anpe conoce de primera mano esta situación y su último informe lo pone de manifiesto. El servicio del Defensor del Profesores atendió en la región casi dos centenares de llamadas de docentes en busca de ayuda o asesoramiento. De estos 44 precisaron una atención especializada, cinco más que al curso anterior.

Principalmente estos docentes sufrían problemas para dar clase por el acoso y la indisciplina de alumnos y amenazas de los padres; solo el 20% tenían conflictos con la dirección de su centro escolar o la administración educativa. Pero estos profesores que acuden al servicio de Anpe son casos extremos. "Hasta aquí llegan los más desesperados, en todos había ya en el docente problemas de insomnio, falta de apetito y de concentración, síntomas del síndrome del quemado que desembocan en una baja", explica Beatriz Berrocal, coordinadora del Servicio del Defensor del Profesor de Anpe en Cáceres. "Pero hay muchos casos más que no se cuentan porque para un profesor decir que está siendo acosado supone una especie de derrota, y muchas veces ellos mismos se sienten culpables. Es muy difícil reconocer que tus alumnos te rayan el coche, te insultan o te impiden la entrada en la clase, como nos hemos encontrado este año".

Según Berrocal la imposibilidad para impartir la docencia y los problemas con la administración están aumentando de manera significativa. Además, destaca que el 82% de los casos atendidos corresponden a mujeres, "no sabemos si porque denuncian más o porque son más vulnerables", y el 67% se produjeron en Secundaria.

Por todo, Anpe intenta que los docentes pierdan el miedo a contar su realidad. "Aquí ofrecemos asesoramiento psicológico, jurídico o derivamos el caso si es preciso, siempre bajo el anonimato".