Más de mil personas trabajan diariamente en la central nuclear de Almaraz. Además, durante las fases de recarga se efectúa la contratación de otras 1.200 personas de empresas especializadas que se añaden a la plantilla habitual. Esas son las golosas cifras que Extremadura perderá cuando se le eche el cierre a esta potente instalación energética, para lo cual ya hay fecha (2027 y 2028).

Por ello, se pone el foco en que las labores de desmontaje generarán casi el mismo empleo que si la central estuviera funcionando. Ayer se volvió a lanzar ese mensaje en un desayuno organizado en Mérida por el Punto de Encuentro de la Sociedad Civil de Extremadura para abordar el futuro de la planta cacereña. Manuel Ondaro del Pino, responsable de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa), subrayó que las labores de gestión del combustible y de desmantelamiento de la nuclear de Almaraz, compuesta por dos unidades, supondrán 13 años de empleo.

Ondaro del Pino ejerció de director de los trabajos de desmontaje de la central de Zorita (Guadalajara). Tras las experiencias de desmantelamiento de Valdellós 1 (Tarragona), la citada Zorita y Garoña (Burgos), aseguró que Almaraz supondrá un «reto, ya que será el primer emplazamiento con dos reactores». «Son dos unidades muy potentes porque tienen más de 2.000 megavatios», agregó.

Por ello, el responsable de Enresa señaló que habrá que «estudiar concienzudamente el desmantelamiento, pero que se efectuará de forma segura».

EL PLAN ESTABLECIDO / También manifestó que según lo establecido en el borrador del VII Plan de Gestión de Residuos Radioactivos, tres años antes de concluir la explotación, se iniciará el estudio de la estrategia a seguir.

Una vez que pare la central, otros tres años se dedicarán a la gestión del combustible gastado, a la descontaminación del circuito primario y de grandes componentes y, posteriormente, al acondicionamiento de los residuos de operaciones.

Tras estos trabajos, comenzará el desmantelamiento como tal, que se prolongará durante una década: una etapa de caracterización, otra de desmontajes radiológicos, la verificación final del emplazamiento y la devolución final de los terrenos a los propietarios, según detalló.

Asimismo, a su propio juicio, es «aventurado hablar de costes y del número de empleos que generarán los trabajos, ya que antes hay que acabarlos en Zorita e iniciar los de Garoña».

En la misma línea, Ondaro del Pino manifestó que esta jornada es «el embrión para conocer cómo son los trabajos y las expectativas que se crean con el desmantelamiento», y consideró que «hay tiempo suficiente para que Extremadura se vaya preparando».

OPORTUNIDADES / Por su parte, el coordinador del Punto de Encuentro de la Sociedad Civil de Extremadura, Cecilio Benegas, explicó que el objetivo de este encuentro con expertos de primer nivel era ver las oportunidades empresariales que creará Almaraz cuando deje de funcionar como central. Benegas si afirmó que «por lo menos tantos empleos como con la vida útil de la planta».

A la mesa redonda de ayer asistieron representantes de colegios profesionales, sociedades económicas, empresarios y del Club Senior.