Más de quinientas reses --376 ovejas y 141 borregos-- han muerto en los últimos meses en la hasta ahora mayor explotación de Villafranca de los Barros debido a su mala alimentación, según confirmaron fuentes de la Consejería de Agricultura de la Junta de Extremadura a este diario.

En este sentido, el director general de Producción, Investigación y Formación Agraria, Angel Sánchez, explicó que ya a finales del año pasado el Ayuntamiento de Villafranca comunicó la muerte de unas ovejas en extrañas circunstancias. Los primeros indicios llevaron a los técnicos de la Junta a investigar el pastizal en el que se alimentaban, mientras que una vez descartada esta posibilidad se estudió una hipotética infección que tampoco se pudo confirmar.

INVESTIGACIONES

Las reses continuaban muriendo y nadie lograba adivinar el porqué. De hecho, los restos de las ovejas y los borregos fueron estudiados por la Facultad de Veterinaria y por tres laboratorios distintos sin que nadie hallase la causa concreta de la muerte.

Ante esta situación un técnico de Agricultura se desplazó hasta la finca, donde comprobó que los animales se alimentaban de una paja en mal estado, aunque las concentraciones de hongos que se encontraron no eran suficientes para acabar con las reses.

Finalmente, confirmó Angel Sánchez, se ha descubierto que los fallecimientos se deben a la falta de selenio en la dieta de las ovejas, puesto que se trata de un componente básico para estos animales y que cuando no se encuentra en la hierba de forma natural se debe introducir a través de los piensos o de otras comidas concentradas. El problema es que a estas alturas ya había muerto casi todo el rebaño y no pudo salvarse a ningún animal ni con inyecciones de selenio.

De esta forma, la familia afectada no podrá acceder a compensaciones económicas pese a la solicitud que para ello había presentado el propio ayuntamiento.