"Estuve 22 años trabajando en Alemania. Tenía unos ahorros y los puse aquí porque es algo que lo pintaban tan bonito..., pero es el error más grande que he cometido en mi vida", explica Juan Maya, un jubilado de Alburquerque que invirtió algo más de 70.000 euros en Parfoex, una instalación que comenzó a funcionar en el año 2008 en esta localidad pacense y donde tiene "una de las participaciones más pequeñas". "Jamás en la vida volvería a hacerlo, y aconsejo a todo el mundo que no se meta en esto", remarca Maya. Durante los dos primeros años, recuerda, las cosas fueron "muy bien", pero a partir de ahí, con las sucesivas modificaciones normativas, el negocio se convirtió "en ruinoso". Según sus cálculos, tras esos dos primeros años, los recortes hicieron que perdiese "más de la mitad" de los ingresos anuales que había estimado inicialmente.

Asegura que en ocasiones prefiere ya "ni siquiera enterarme" de cómo le van afectando los ajustes "porque si no me pongo hasta malo. Se te quitan las ganas de todo. Cojo la factura y directamente la guardo. Esto es algo que ya doy por perdido".