Se había planteado como un negocio redondo pero nada salió según el guión. Cristian Carpio, un joven emeritense relacionado con distintos negocios del ocio nocturno en Mérida, entre ellos la Sala Budda, se encuentra en libertad con cargos tras la denuncia presentada por un supuesto caso de estafa por algunos de los frustrados asistentes al Festival Privilege Group 2010, previsto para el pasado 23 de octubre y que nunca se celebró. Juan Magan, Priscila Due, Javi Reina, Javi Rodríguez, Albert Martí y Alon Deejay formaban el cartel de un festival que apuntaba alto, pues tenía previsto celebrarse en el Albergue Juvenil, escenario de grandes eventos, como el Extremúsika del año pasado.

Pero no despertó el interés esperado y a falta de unos días apenas se habían vendido 300 entradas. Cristian, el promotor del evento, asegura que la incertidumbre sobre la celebración o cancelación del evento (necesitaba reunir al menos a 1.500 espectadores), retrasó la entrega de la documentación al ayuntamiento necesaria para obtener el permiso para usar el recinto (seguros, planes de seguridad, etc). Ello motivó que el consistorio se desligara del evento, a pesar que en los carteles y en las entradas aparezca --sin el consentimiento del ayuntamiento-- el logotipo Turismo de Mérida. Cuando aún se estaba en conversaciones para buscar otro local, se tomó la decisión de cancelar el evento y resolver los contratos con los artistas.

El implicado sostiene que por su cabeza nunca pasó quedarse con el dinero recaudado, unos 3.000 euros según los datos facilitados por la Delegación del Gobierno. Sin embargo, esta cantidad ya la había destinado, según la versión del implicado, a sufragar gastos propios de la organización, como los carteles y otras partidas publicitarias.

Su intención es abonar todo lo recaudado. "Quiero devolver el dinero de todas las entradas", asegura. Ayer mismo se citó con dos de las afectadas, Elena Ezraeelian y Beatriz Palomino, que sin haber presentado denuncia, consiguieron recuperar el importe de sus localidades: 13 euros cada una. Ellas las adquirieron en una tienda de ropa Dress Code, desde donde fueron remitidas a Cristian para las reclamaciones.

Mientras espera su cita ante el juez se compromete a devolver el dinero a todos los afectados que se lo vayan reclamando. Un mes después de la fecha prevista para el festival, asegura que le quedan muy pocas ganas de embarcarse en un negocio como este.