Enrique Flores ha ´dormido´ en la plaza del Sol de Madrid durante 27 noches, las mismas que lo han hecho los indignados madrileños. Lo ha hecho para sumarse a la protesta como otro ciudadano más molesto con el sistema político y económico, pero también como profesional del dibujo para dar testimonio de los entresijos del denominado Movimiento 15-M. El ambiente de cada una de las jornadas se puede seguir a través de las más de 200 ilustraciones que este artista extremeño, nacido en Badajoz, ha realizado en el último mes y medio a pie de plaza. Algunos de estos dibujos pueden ser ojeados a través de su blog --www.4ojos.com/blog, que recibe más de 6.000 visitas al día desde que colgó este último trabajo-- y a partir de esta semana también en el libro que acaba de publicar que recopila 60 ilustraciones.

La idea, con la que Flores se topó el pasado 15 de mayo por casualidad, "porque nadie sabía la gran repercusión de este movimiento", es narrar el ambiente, a modo de periodista artesano, a quienes ni han visto, ni han vivido el campamento desde un objetivo distinto al de la televisión, la radio y la prensa escrita. "Soy un mero testigo de una acontecimiento único e intento plasmar lo que veo, sin ningún tipo de filtro ni edición, para que quien lo observe saques sus conclusiones", dice.

Diez minutos le valen a este ilustrados desde hace 20 años para plasmar en uno de los cuadernos que siempre le acompañan, junto a sus acuarelas, cada uno de los movimientos de los indignados, día tras día, o mejor dicho, noche tras noche. "La madrugada era la mejor hora para dibujar", no solo porque el resto del día este extremeño tiene otros quehaceres profesionales, sino por la tranquilidad de la escena, que también desapareció tras el desmantelamiento del campamento 27 días después del inicio de la protesta.

Pero con la actuación policial no llegó el fin de la relación de Flores con el Movimiento 15-M. Tampoco la publicación de Cuaderno de Sol (Blur Ediciones) --que cuenta con un prólogo de la escritora Elvira Lindo y sale a la venta esta semana-- supone el culmen a su trabajo. La indignación continúa y el ilustrador también. "Este movimiento tiene un recorrido de largo alcance y pretendo seguir siendo parte de él con mis dibujos", comenta Flores un día después de inmortalizar a su manera otra de las reuniones del colectivo madrileño. Los dibujos ponen la imagen a esta protesta única y los bocadillos que los acompañan son la "banda sonora", comenta el artista.

La vida, hecha a mano

Después de más de 20 años dedicado al mundo de la ilustración, una pasión por la que tuvo que emigrar a Madrid, y con un centenar de libros publicados --su principal faceta-- Flores se encontró su último trabajo en la calle. "El día de la manifestación del 15 de mayo me acerqué a dibujar como hago casi a diario y cuando volví por la noche a mi casa --vive cerca de Sol-- me topé con la primera acampada. Desde entonces cada día me encontraba algo nuevo y cada vez empezó a interesarme más ir a la plaza cada noche; me iba quedando más tiempo y a la vez conocía a más gente, y eso enriquece el dibujo, te acerca a la realidad más que la fugacidad de una fotografía", explica. Y es que "la vida está hecha a mano", argumenta.

Después de más de 200 dibujos y casi dos meses narrando cada día del movimiento sin llevarse, afortunadamente, ningún palo de la policía, el artista cree que ésta popular protesta ha servido para ser más libres y fomentar el asociacionismo. "Ahora en los bares se habla de política; hemos perdido el miedo a decir lo que pensamos y ese es el mayor logro de este movimiento", dice.