No lo llamen clientes, digan puteros. Así de claro lo tienen las asociaciones y entidades que luchan contra la esclavitud y la explotación sexual de las mujeres. La guía que han elaborado el Instituto de la Mujer de Extremadura, el Instituto de la Juventud y la Asociación de Derechos Humanos define los distintos perfiles de puteros que existen. Estos son:

Los ociosos. Es el grupo más numeroso. Buscan en la prostitución una forma de ocio, de diversión y de llenar el tiempo libre. Salen en grupo de juerga y si al final de la noche no han ligado, acuden a locales de alterne y pagan por sexo. En caso de tener poco dinero, ponen un bote para uno o dos y el resto tendrá su turno al siguiente fin de semana. Es en este grupo donde más jóvenes hay.

Los cosificadores. Son quienes pagan por tener sexo puro y duro, sin implicaciones sentimentales. Las mujeres son cosas, instrumentos a su servicio. Son quienes más mercantilizan su cuerpo.

Los buscadores de pareja. Varones solos, sin pareja, que buscan sexo y compañía. Quieren, deliberadamente, emparejarse con una prostituta. Si lo consiguen, ellas acaban siendo víctimas de violencia de género en muchos casos.

Los arriesgados. Además de sexo, buscan el riesgo. Sexo sin preservativo y acompañado de cocaína.

Los personalizadores. Buscan también compañía, alguien que les escuche. Como una consulta de psicología, pero con sexo.

Los agresores. Son los que recurren al sexo de pago para ejercer la violencia contra las mujeres. REDACCIÓN