Doctor, mi hijo es hiperactivo" es una de las frases más comunes en la consulta del neuropediatra infantil. Pero no siempre se utiliza con propiedad el término hiperactividad. No es el caso de un niño inquieto, es un "trastorno por déficit de atención con hiperactividad". Afecta al 6% de los escolares y acompaña al paciente toda su vida, aunque si se trata, remite. "Remite en la adolescencia, pero hay otras variables, si cabe, mas importantes", asegura Julián Vaquerizo, neuropediatra del Hospital Infanta Cristina.

Vaquerizo organizó y dirigió la I Reunión Internacional sobre Hiperactividad el pasado fin de semana en Badajoz, donde hubo aportaciones de las máximas autoridades en esta materia de España, Portugal y Estados Unidos.

La hiperactividad afecta al 24% de la consulta policlínica del Infanta Cristina. Sus efectos repercuten en el rendimiento escolar, y si no se trata, en las relaciones sociales, como puso de manifiesto un estudio estadounidense sobre el seguimiento de pacientes de 17 y 18 años.

En la reunión, el equipo de Vaquerizo expuso una variante de la hiperactividad, que ha descrito por primera vez tras años de trabajo, cuyas manifestaciones "surgen en edades muy precoces con un trastorno de impulsividad, un desarrollo psicomotor lento y una desviación del lenguaje peculiar", informa Efe.

Así, detectan anomalías en el cabello y alteraciones en resonancia que hasta ahora no se habían descrito en la literatura mundial. "Todo ese conjunto es una asociación clínico-radiológica que puede definirse como una variante o un nuevo trastorno, de causa orgánica", según el neuropediatra pacense.

Por otro lado, la hiperactividad afecta del 20% al 40% de los niños epilépticos, según el neuropediatra del Hospital General de Tampa (EEUU), José Ferreira, experto en cirugía de la epilepsia, según Efe. Ferreira señaló que "la epilepsia es un síntoma de un desorden neurológico que puede dar como resultado otro de comportamiento, por lo que ambas patologías pueden tener parecida etiología". Tratar alguno de estos trastornos puede incidir en el otro, por eso se recomienda "tener en cuenta que al tratar la epilepsia, a veces los anticonvulsionantes empeoran la hiperactividad".

Vaquerizo señaló que al tratar la hiperactividad, "hay que prescribir fármacos estimulantes de la capacidad de atención; disminuye la hiperactividad y el niño se tranquiliza". No se deben suministrar tranquilizantes o relajantes, pues "crean una hiperactividad de rebote contraproducente, porque deprime aún más el sistema nervioso y el niño tendrá problemas de aprendizaje".