Una refinería en Tierra de Barros, un hotel con corte modernista en la parte antigua de Cáceres, un complejo turístico en Valdesalor... Estos proyectos son tres ejemplos de cómo se plantea el futuro de Extremadura desde el sector empresarial y, en parte, desde las distintas administraciones, un horizonte no exento de polémica social y que gira en torno a un debate: ¿cumplen estas iniciativas con la tan perseguida finalidad del desarrollo sostenible?

Los partidarios de este futuro próximo insisten en la necesidad de poner en marcha proyectos de este tipo en la región, que ayudarían a crear empleo y generar riqueza, además de evitar el despoblamiento del entorno rural. Un ejemplo es la zona de Valdesalor, en donde una inversión empresarial como la que se proyecta para el complejo turístico pondría fin a la progresiva pérdida de población que sufren los municipios próximos al embalse.

Pero, ¿cuáles son los argumentos de quienes no están a favor? La Asociación para la Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura (Adenex) asegura que proyectos como los tres citados anteriormente son claros ejemplos de actuaciones insostenibles, apoyadas por distintas administraciones extremeñas.

El presidente del colectivo conservacionista, José María González, señaló ayer en la presentación del Cuaderno de Diagnóstico Ambiental número 2 , correspondiente al 2006, que se titula Insostenibilidad sostenida , que en la región se defiende cada vez más por lo insostenible. González, recoge Efe, insistió en que las autoridades regionales deben cambiar la idea de que Extremadura parte de una situación de inferioridad y escasez, lo que, unido a problemas como la despoblación y el paro, les lleva a aceptar el todo vale con tal de crear empleo.

Los modelos de desarrollo que se plantean, según el informe, están cada vez más alejados de los objetivos marcados por los programas y convenios internacionales y nacionales, como el Plan de Acción 2005-07 en materia de ahorro y eficiencia energética en España.

Además de rechazar la refinería, el estudio critica el complejo de Valdecañas, por ser, asegura, el típico modelo indiscriminado de urbanizaciones junto a un campo de golf.

Adenex estaría a favor de esta iniciativa si se aprovechara para hacer una ciudad nueva del siglo XXI, un proyecto innovador con edificios bioclimáticos y otra forma de entender el transporte urbano, advirtió el presidente del colectivo.

En su opinión, el "suelo para todo" que plantean los proyectos de interés regional (PIR) no tiene mucho sentido, y apuntó la incongruencia de rechazar esta figura para la Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA) de Cáceres y aceptarlo para Valdecañas.

Tachó también de insulto el proyecto de unos famosos arquitectos para el futuro hotel de Atrio en el casco antiguo de Cáceres, ya que únicamente, insistió González, ha consistido en copiar el auditorio que hicieron en León.

Frente a esta situación, los ecologistas abogan por aprovechar la formación de los jóvenes titulados universitarios, el clima, las posibilidades del campo y las buenas artes de agricultores y ganadores para hacer de Extremadura la despensa ecológica de Europa.

El informe concluye que la situación ambiental de Extremadura, respecto al último análisis, sigue empeorando.