Llega la recuperación del fracaso político. Una reválida para los partidos que se presenta como definitiva, culminante de un ciclo de novedades que arrancó allá por mayo de 2014 cuando Podemos se presentó por primera vez a elecciones, las europeas, y confirmaba que el espíritu del 15-M podía jugar en la liga profesional debutando con grandes resultados.

Para Extremadura se trata también de comprobar si hubiera en el horizonte un cambio de ciclo, o no. Si los vientos que empujaron a Fernández Vara a ganar las elecciones autonómicas de mayo de 2015 con todo en contra, y le confirmaron en la primera ronda de las generales de diciembre pasado, siguen soplando, o han cambiado de dirección.

Porque al margen de que Pedro Sánchez se juegue la secretaría general, y un liderazgo que empezó prometedor pero se ha vuelto accidentado, y Rajoy ponga a prueba la unanimidad que ha conseguido pero en contra, estamos disputando también en terreno doméstico una segunda oportunidad para José Antonio Monago y el PP, que se han tomado muy en serio esta convocatoria del 26J.

Y una prueba para Fernández Vara en el sentido de si el electorado ha comprendido, o no, las dificultades económicas de esta legislatura, y valora la política volcada casi exclusivamente en lo social que el secretario del PSOE Extremadura se ha visto obligado a hacer.

¿HAY RAZONES objetivas para pensar que los vientos han rolado y ya soplan desde otra dirección? Es cierto, como se maneja desde la propia Junta de Extremadura, que la política, como los equipos de fútbol, o la Bolsa, tiene sus ciclos. Alcistas y bajistas. El electorado tiende a ensalzar, pero luego a castigar, y seguramente estos ciclos son y serán cada vez más cortos.

Pero no parece que haya transcurrido tanto tiempo en Extremadura, no solo desde la primera vuelta en generales de diciembre, sino desde las autonómicas, como para pensar en grandes cambios.

Sin embargo el PSOE ha movido pieza en la candidatura al Congreso por Badajoz y la primera encuesta seria, la del CIS, le ha dado la razón. Marisol Pérez pasa de número tres a número uno, dentro de esa escaleta de paridad que aseguraba en cualquier caso el dos a Ignacio Sánchez Amor . Una de las lecciones aprendidas por el PSOE tras el mal resultado nacional de diciembre --en Extremadura sin embargo fue muy bueno y volcó la balanza a su favor--, es que no son tiempos para ensayos ni experimentos, y si no que se lo digan a Sánchez y su fichaje Irene Lozano de UPyD.

Por eso tiene más sentido apostar a fijo por alguien que lleva tiempo colocada en las órbitas directivas del PSOE nacional, muy conocida y de trayectoria amplia porque además ¿y si una ligera brisa cambia de color a ese sexto diputado por Badajoz? Tres sacó el PSOE en diciembre, dos PP y uno Podemos, y la fuerza más próxima a disputar ese sexto diputado era Ciudadanos, que según el sondeo del CIS conocido este jueves podría por fin conseguirlo.

UNIDOS PODEMOS. UP, siglas que podrían valer perfectamente para la Unidad Popular. Lo cosechado en diciembre poniendo como diputada a Amparo Botejara , la mujer del portavoz local de Podemos en Badajoz Remigio Cordero , es ya histórico, pero hay que preguntarse si aquí en Extremadura, habida cuenta de los antecedentes de IU con Escobar y Nogales , esa unión suma, o más bien resta.

Estos días atrás hemos oído al ex coordinador federal de IU Cayo Lara lamentarse otra vez de esa abstención izquierdista que hizo presidente a Monago. Pero también hemos conocido un tuit sorprendente del actual líder, Alberto Garzón , aplaudiendo no haber apoyado en 2011 al PSOE de Fernández Vara. La hemeroteca de tuits es hoy día la más cruel.

Según una encuesta que circula por la región el escaño por Badajoz estaría asegurado, aunque UP sacaría menos votos que cada uno por su cuenta, pero Podemos va ahora a por el diputado de Cáceres, donde el efecto morado más rojo sí experimenta crecimiento aunque todavía sin alcanzar escaño.

Ciudadanos está por su parte sacando un rendimiento enorme al escaño autonómico que Victoria Domínguez sacó por Cáceres. Se trata de una dirigente muy experta, curtida en una de las plazas más complicadas que hay en la política extremeña, Plasencia; conocedora del PP con el que acabó tarifando, también del PSOE con el que tuvo buen entendimiento, y de la cual no se habrá escuchado nada malo en este año que llevamos de legislatura, que en política es todo un mérito.

DOMINGUEZ ha imprimido en C's Extremadura una imagen de responsabilidad y equilibrio hasta ahora sin tacha.

Pero, ay, su líder Albert Rivera está pagando paradójicamente, como Pedro Sánchez, un precio por haber intentado sacar a este país del atolladero en que lo dejó Rajoy con su espantada ante el monarca Felipe VI cuando rechazó ni siquiera intentarlo.

Por contra el PP, con su maquinaria mediática impresionante --nunca entenderé por qué a la tertulia política televisiva del sábado nunca faltan el mismo periodista azote de la izquierda y otro con pasado político popular--, ha conseguido dar la impresión de que aquí no hubiera ocurrido nada, y le basta con tirar de marketing, ahora con su 'himno' en versión merengue, una frivolidad más de esta política española a quienes algunos quieren extraer cualquier sustancia, cualquier trascendencia histórica, para dejarla en una mera batalla de mercadotecnia electoral donde acabas preguntándote ¿y estos qué venden?

El PSOE lucha por recuperar su esencia, por recuperar esa conexión perdida con el segmento juvenil, no digamos ya con los primeros votantes. Alguien me decía días atrás, tras presenciar un acto político de Pedro Sánchez en Mérida, que el discurso se ha quedado en analógico, que faltan detalles innovadores y 'digitales' para el electorado joven.

Cuando por los pasados años 70 comenzaban las primeras facultades de periodismo en España, causaba furor aquella sentencia de Marshall Mc Luhan: "El medio es el mensaje".

PUES BIEN, Unidos Podemos, la coalición de izquierda, es el medio del momento. Lo de menos es si hay o es coherente un programa económico, si son republicanos o no, qué reforma fiscal harían, cómo enderezarían la economía de un país sin rumbo. La coalición electoral de izquierdas parlamentarias, algo que no se ve desde la República, es un hecho que funciona y de qué manera no por sus contenidos sino por el hecho en sí, sin más consideración.

Dos semanas, y media, nos esperan. Dos semanas de campaña que seguirá volcada, como hace tantos meses, en los mass media, en los medios de comunicación. Y los medios ya no compilan programas electorales por temas, no bucean apenas en las propuestas, no organizan serios debates.

No, ahora ponen vídeos donde a bobaliconas sintonías políticas a ritmo de merengue suceden risas también bobas, cuando podrían ser indignadas, de un auditorio formado en parte por los propios periodistas; los medios son en gran parte esclavos de un insoportable tuiteo de 24 horas en el que se cuelan imágenes de un líder del PP jugando al pádel en camisa y pantalón de vestir (solo se ha quitado la chaqueta), en un gran postizo, y sigue sin pasar nada.