La década de los noventa quedará marcada para muchos por el boom y posterior declive de las punto com . En aquel entonces Miguel Sánchez tenía 30 años y trabajaba para una empresa madrileña que prestaba servicios informáticos en Extremadura, para el Gobierno regional, junto con otros tres compañeros. Cuando los primeros indicios de la crisis que posteriormente se avecinaría comenzaron a vislumbrarse, Miguel y sus tres compañeros apostaron por crear su propio negocio, lejos de las especulaciones. Así, en 1994 nació en Mérida IPEX, una empresa de desarrollo de aplicaciones informáticas. Los cuatro emprendedores decidieron replantear la fórmula de negocio y huir de tener solo un único cliente, diversificando así su cartera. La fórmula jurídica que eligieron fue la de una sociedad anónima laboral, una tipología que les permitía ser sus propios jefes. Las ocho personas que trabajan en ella a día de hoy forman parte del grupo de 10.510 extremeños a los que emplea el sector de la economía social, aquel que engloba a las cooperativas y a las sociedades laborales.

Los últimos datos publicados por el Ministerio de Trabajo recogen que a junio pasado había en Extremadura 978 empresas de este tipo. "No se conocían datos tan positivos desde el año 2003", señala el presidente de la Confederación de Entidades para la Economía Social y Autónomos de Extremadura (CEPES), José Alberto Hidalgo, ya que en relación al trimestre anterior el número de empleados en el sector aumentó en la comunidad autónoma un 38%. Sin embargo, en relación al mismo periodo del 2010 la caída fue del 0,4%.

De este total, 344 empresas de sociedades son laborales y en ellas trabajan 2.197 personas. En cuanto a las cooperativas, en la región hay 634 y 8.313 son los extremeños que que trabajan en ellas, un 47,9% más que en el trimestre anterior y un 0,8% más que en el mismo periodo del 2010. Para Miguel Sánchez, el principal beneficio de la economía social es que los trabajadores sienten la empresa como suya. Tienen un mayor grado de participación aunque reconoce que eso también hace que a veces surjan "pequeños problemillas". En CEPES Extremadura se integran empresas como la de Miguel, del sector servicios, pero también otras que pertenecen al ámbito agrario, la enseñanza, la industria o los transportes.

En el caso de IPEX, una vez puesta en marcha sus fundadores decidieron buscar nuevos clientes. Viendo el potencial agroganadero de la región, comenzaron a diseñar aplicaciones informáticas para industrias agroalimentarias. Precisamente, una de ellas, Acorex, ocupa el puesto 13 en el ranking que elabora CEPES España sobre las empresas más relevantes de la economía social. Acorex, una cooperativa agroalimentaria de segundo grado, da trabajo a 114 personas y factura al año 245,68 millones de euros.

De acuerdo a la Memoria Anual del Consejo Económico y Social de Extremadura del año 2010, del total de la población ocupada en la economía social el sector agrario absorbe un 9,21%. El de los servicios acoge al 55,34% de los trabajadores activos, el industrial al 24,18% y la construcción a un 11,27%.

Según CEPES Extremadura aún hay margen en la comunidad para crear más puestos de trabajo en el sector de la economía social. Según José Alberto Hidalgo la implantación definitiva de la Ley de la Dependencia conllevará la creación de nuevos empleos dentro de este ámbito. Un nicho de empleo en unos tiempos en los que el trabajo es uno de los bienes más deseados.

Para el presidente de CEPES Extremadura los datos de los últimos meses reflejan que los extremeños "somos emprendedores". "Extremadura es una región dinámica en la generación de empleo, los emprendedores no se quedan parados", asevera Hidalgo.