Los militares extremeños que participan en una misión de paz en El Líbano con mandato de la ONU en el sureste del país, han alcanzado el ecuador de su estancia, durante la cuál han ocurrido hechos como el asesinato del jefe del ejército libanés, o un atentado en el que murieron tres irlandeses, que por fortuna no les afectaron directamente. Los testimonios recogidos por este diario destacan la relativa calma de la situación actual, "el reconocimiento" de su labor por parte de la población y mandan un mensaje de "tranquilidad" a sus familias, con las que se comunican a diario desde la Base Cervantes, que se encuentra en Marjayoun.

Los soldados mantienen un excelente estado de ánimo y desarrollan su labor "con normalidad", según el teniente coronel Vicente Galvís.

El momento más tenso fue el asesinato del jefe del ejército libanés, "que a nivel político es difícil de valorar para nosotros, pues la política está al margen de la misión, pero sí es un factor de inestabilidad; o que el país no tenga presidente desde el 23 de noviembre porque su elección se ha suspendido varias veces".

La situación actual, dijo, es "la misma con la que iniciamos la misión: de calma. La desarrollamos desde distintos puntos de vigilancia para asegurar que ningún elemento viola la paz y la seguridad, que la zona permanece libre de armas y que todo el mundo trabaja con tranquilidad".

Su cometido es hacer cumplir la Resolución 1701 de Naciones Unidas, que consiste en ayudar "al Gobierno libanés a ejercer la soberanía en todo su territorio, pues la zona sur estuvo en guerra y se trata de mantener la paz y la estabilidad", explicó Galvís.

La agrupación lidera una brigada con fuerzas de India, Indonesia, Nepal, Malaisia y Polonia, y volverá a finales de marzo o primeros de abril. La novedad es "la presencia de países asiáticos, que tienen costumbres desconocidas para nosotros pero muy enriquecedoras. El indio es un ejército de la dimensión de su país, con tradiciones centenarias".