Juguetes educativos, electrónicos o clásicos? ¿Dejar elegir a los niños o imponer el criterio de los adultos? ¿Qué cantidad de regalos es la adecuada? ¿Pueden o deben los padres resistirse a la marea de las modas, a la publicidad, al chantaje emocional, a la ilusión de los parientes...?

Para los más pequeños, escribir la carta a los Reyes Magos es un ejercicio de ilusión y esperanza mezclado con la desazón que genera verse obligado a elegir una cosa buena y otra que, tal vez, sea mejor. O ni siquiera a eso, ya que esa incertidumbre se soluciona pidiéndoselo "todo, todo y todo" y que sean los Reyes los que decidan. Para los padres con hijos en edad de mantener esa ilusión, en cambio, la historia es otra, atrapados en esa red que forman el consumismo, las tradiciones familiares, los deseos de los pequeños y la intención de educar de forma correcta a través de una herramienta tan importante como son los juguetes y el acto de regalarlos y recibirlos. "Vivimos en una sociedad cada vez más consumista, que muchas veces intenta compensar con regalos la atención que no somos capaces de prestar a nuestros hijos", diagnostica Sonia Ruiz Navas, psicóloga y miembro de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicólogos de Extremadura.

Acerca de esto, de sobrevivir a la Navidad no ya económicamente, sino educativamente, debaten para EL PERIODICO expertos, madres y padres con hijos de diferentes edades. La conclusión es de consenso: menos cantidad de regalos, pero mayor calidad, entendida como valores educativos y no el valor económico, la seguridad o la resistencia del juguete. Si fuera tan fácil decirlo como conseguirlo...

LA ELECCIÓN

EL JUGUETE ES DEL NIÑO Y LA DECISION, DEL PADRE

Coherencia con la educación que se imparte el resto del año y sentido común. Esa es la regla de oro a la hora de elegir los juguetes. O, en palabras de Antonio Valcárcel, padre de un chico de 13 años y un niña de 8, "libertad para escoger para ellos, pero con espíritu crítico". Es primordial, coinciden expertos y padres, tener en cuenta los deseos de los niños, pero siempre asegurándose de que de verdad ese es el juguete más conveniente, el que se quiere, que en la realidad será tan bonito como se ve en la caja. Y es que en este asunto también hay modas, comparaciones y mucho bombardeo publicitario. "Los niños han de aprender a escoger lo que ellos quieren, pero los padres también tienen que intervenir, reconducirlos a veces, sino habría cosas que nunca se regalarían y que son importantes para los niños, como son los libros. Aunque muchos niños no los pidan porque querrán un móvil o una consola como primera opción, los padres no pueden ceder a todo, tienen que buscar un equilibrio. Deben intervenir siempre, no anulando, pero sí complementando", apunta Ramón Fernández, profesor de Sociología de la Universidad de Extremadura.

La psicóloga extremeña comparte esta opinión: "Lo ideal es sentarse con los niños a escribir la carta a los Reyes, animándoles a que expresen sus deseos pero no solo para sí mismos, también para los demás para fomentar la empatía. Hay que respetar los deseos del niño, pero son los padres quienes deben decidir lo que es conveniente y decidir al final, eso sí concediéndole al niño al menos uno de sus deseos", señala.

En este sentido es importante no dejarse arrastrar por los tópicos. Para que quede claro: "Hay que respetar que haya niños que quieran una cocina y niñas que quieran un balón. La sociedad va evolucionando y lo importante es no es que sea para niño o niña, sino que sea para ese niño o para esa niña", sostiene Sonia Ruiz. "La distinción por sexo responde a unos hábitos culturales con los que se pretende delimitar, ya desde la infancia, las funciones del hombre y la mujer en la sociedad", advierte Roberto Serrano, de la Unión de Consumidores de Extremadura. Otra cosa es la edad. "El juguete debe ser adecuado a la edad del niño", recomienda la unión de consumidores. Muchas familias se empeñan en que sus hijos sean más mayores de lo que son y esta visión de la realidad condiciona en muchos casos erróneamente a los padres a la hora de elegir juguetes. Así pues, hay que respetar la edad y la personalidad del niño.

Los padres suelen buscar el equilibrio entre algo que les haga mucha ilusión y alguna otra cosa más educativa. Sobre todo, "que le guste, que les entretenga y que sea creativo", repite como consigna Enrique Baeza, padre de un niño de 6 años y una niña de 4.

¿CUANTOS REGALOS?

SUFICIENTES Y VARIADOS, PERO NO EXCESIVOS

Lo esencial, advierten pedagogos, es preguntarse cómo juegan los niños. Y a partir de ahí, pensar en lo que necesitan para su juego. Ahondando más en el concepto de juego que en el juguete en sí. "Tienen que ser suficientes y variados, pero nunca excesivo", precisa Roberto Serrano. "Con tres o cuatro regalos entre Papa Noel y los Reyes Magos es suficiente", sostiene Ruiz. Sin embargo lo habitual es encontrar un alud de juguetes de toda la familia. Cosas del consumismo, pero también de la presión del entorno familiar. Regalos en casa, en casa de los abuelos, de los tíos, de los amigos... Esa costumbre de ir recogiendo regalos en diferentes casas puede hacer que los niños no disfruten cada detalle, por eso es importante que los padres tomen cartas en este asunto.

En casa de Antonio Valcárcel, se limita el número de regalos con una sencilla norma: "No siempre acaba llegando todo lo que se ha pedido. Es una manera de que se den cuenta de que en esta vida no se puede tener todo". Y es que es momento también de enseñar a valorar. "La aspiración de los niños por tener muchos regalos se puede considerar natural, ya que les da mejor posición con los amigos en la parte de la comparación, pero no se puede tener todo y esta época puede ser un momento ideal para que sean conscientes de esas pequeñas frustraciones que hay que tener en la vida para afrontar el proceso de madurez", dice el sociólogo de la Uex.

"Es muy importante no ceder a todos los caprichos de los niños y desarrollar cierta tolerancia a la frustración porque no se puede conseguir siempre todo lo que se desea", explica Sonia Ruiz.

VALORES

REFORZAR, RENUNCIAR, COMPARTIR Y ELEGIR

Que los niños valoren los regalos es un aspecto fundamental de esta época. Los expertos señalan que los padres tienen el deber de enseñar a los hijos a ser responsables y que ellos tienen que aprender a serlo. "Esta época puede ser un buen momento también para recordar al niño lo positivo del año, que le servirá como refuerzo, y lo que todavía puede hacer para mejorar, pero siempre en un sentido positivo. Deben tener en cuenta que los Reyes también pueden dejarle una carta a ellos", dice la psicóloga.

Huir de la cultura consumista, intentar no convertir los Reyes en la fecha señalada porque traen regalos y recuperar la esencia y la ilusión es la recomendación de Valcárcel, aunque sea la época en la que se venden el 80% de los juguetes que se adquieren en el año. Ruiz aporta ideas para ellos: "Para alejarse del consumismo, los padres también pueden regalar cosas elaboradas por ellos mismos, un cuadro, un vídeo con fotos divertidas,... regalos con un sentido más personal".

Y para los que ya han descubierto la procedencia de los presentes de sus Majestades de Oriente, también hay lecciones que aprender en esta época. Cuando conocen la parábola de los Reyes Magos es el momento de iniciarlos en el proceso de regalar ellos también como acto social de relación con los otros, señala el profesor Fernández, padre de dos chicas, de 14 y 16 años. "Cuando mis hijas supieron de donde vienen los regalos les sentó mal, pero pasado ese momento es importante que ellas se impliquen en regalar también porque supone una manera de socializarlas, de hacerlas corresponsables y de obligarlas a pensar en los otros. En ese intercambio, aunque sea inconsciente, estamos reflejándonos en el otro", explica.

EL ENTORNO FAMILIAR

CONCIENCIAR Y PACTAR TODOS LOS REGALOS

Otra lección de los expertos es que es conveniente aprovechar el acto de regalar y recibir regalos para educar. "Esa interacción que se produce define a las dos personas que intervienen", recuerda Ramón Fernández. Hay que dar ejemplo y eso conlleva también reeducar al entorno. Es tarea de los padres asesorar al resto de la familia sobre qué tipo de juguetes y regalos deben recibir los pequeños en sus casas. ¿Cómo hacerlo? "Hay que ponerse serio y tratar de concienciar de que es lo más positivo para el niños. Es conveniente llegar a un pacto para fijar los regalos", precisa la psicóloga extremeña.

No solo los niños deben aprender a renunciar y compartir. Los expertos coinciden en que hay que evitar además reducir el regalo solo al juguete. Hay que regalar también valores, emociones, relaciones.

JUGUETES TECNOLOGICOS

BAJO CONTROL Y CON UN USO SOCIAL Y EDUCATIVO

Tabletas, consolas, móviles,... Son el regalo estrella de los últimos años y no solo para adultos, también para los más pequeños. Las nuevas tecnologías, muchas de las cuales ya utilizan en la escuela, son un elemento decisivo en la formación de las nuevas generaciones, así como en el desarrollo de sus capacidades y personalidad. Frente a sus ventajas, conviven las dudas de los padres: miedo a adicciones, descontrol, contenidos violentos... ¿A qué edad introducir los juguetes electrónicos? Algunos expertos creen que a cualquiera, pero bajo control, no durante excesivo tiempo y fomentando un uso educativo. Es ahí donde hay que poner las barreras. Para el sociólogo extremeño los aparatos electrónicos para nada son negativos, al contrario, "aumentan la complejidad de un tipo de razonamiento que les va a servir para el futuro". El problema, añade, es que ese juego domine y los pequeños dejen de interactuar con otras actividades, "pero si siguen saliendo a la calle, juegan con otros compañeros, hacen deporte,... no le veo más inconveniente", aunque insiste que estos regalos pueden ser perfectamente parte de la frustración porque hay otros aparatos que tienen esa función educativa de los medios tecnológicos. Ruiz opina que cuanto más tarde se empiece a usar estos aparatos mejor porque están detrás de problemas de atención y fomentan el individualismo.

Los expertos recuerdan que los Reyes Magos son mágicos y hay que recuperar ese concepto que haga que el niño no solo haga peticiones sino que ofrezca, porque también tiene obligaciones, recuerdan.