Una sección fusileros y la Banda de Guerra de la Base General Menacho rindieron un homenaje a los soldados de la brigada fallecidos, ante el monumento que se instaló hace dos años sobre una fosa común, en el cementerio viejo, donde hay otras dos parcelas destinadas a los militares.

El acto estuvo presidido por el jefe de la Unidad de Servicio de la Base General Menacho, coronel Fernando Zaragoza, que estuvo acompañado por los concejales Dolores Beltrán y Antonio Avila.

Tras el rezo de una oración por el capellán castrense, los fusileros dispararon una salva de honor y se interpretó el himno a los caídos y el de silencio.

Zaragoza recordó que este acto, que se celebra cada año "desde tiempo inmemorial", es el reconocimiento del Ejército a los soldados que dieron su vida.

"El número de cuerpos depositados en el cementerio se desconoce", dijo. Todos los restos se depositaron en tres grandes fosas y en una se levantó el monumento al soldado español.

Poco después el arzobispo, Santiago García, presidía una misa de difuntos en el mismo recinto, y otra en el nuevo.