--Fue el primer Defensor del Menor de España. ¿Cómo valora la experiencia?

--Con una sola frase: Merece la pena haber nacido para ello. Supuso mucho trabajo, algo que es lógico cuando hay que poner una nueva institución en marcha, pero la verdad es que fue algo muy intenso, una experiencia inolvidable.

--Exactamente, ¿cuál es la labor y las funciones más importantes de esta figura?

--Podrían dividirse en cuatro aspectos: Atender las denuncias privadas; defender los derechos de todos los niños, desde los sanos a aquellos que tienen alguna carencia, pasan penurias o tienen problemas físicos; orientar al legislador, en concreto a aquellos que tengan relación directa con la infancia; y la realización de estudios e investigaciones en asuntos relacionados con los menores.

--En base a su experiencia, ¿considera efectiva su labor?

--Sí. Es, sin duda, muy eficaz, muy efectiva, moviliza mucho a la sociedad. Del Parlamento, pero que tiene una absoluta independencia.

--¿Estima que esta figura debería implantarse en todas las comunidades autónomas, o basta con un sólo Defensor del Menor en España?

--Yo no soy quien para decir eso. Lo que sí puedo decir es que es una figura muy eficaz, que el coste económico es muy escaso y por mi experiencia estimo que es muy necesario.