«Tengo la suerte de que mi madre es de Valverde del Fresno y mi padre de Eljas y hablo dos de las tres variantes de la Fala», esa joya lingüística que pervive en la Sierra de Gata y no solo entre sus mayores. «Es mi lengua materna», cuenta Estela Estévez, de 20 años. Por eso, incluso a miles de kilómetros de su tierra natal, su cabeza ha seguido pensando y escribiendo en Fala. «Nos recomendaron que hiciéramos un diario del viaje y el mismo está en lagarteiru, el problema es que como no tenemos una grafía establecida me cuesta un poco, pero yo escribo como pienso y yo pienso en lagarteiru». Su diario (en la imagen) y los videos que ha grabado durante el viaje formarán parte de un recopilatorio con las experiencias de todos los ruteros y el suyo, claro, pocos lo entenderán. «Me han dicho en la organización que me pondrán subtítulos», cuenta Estela, orgullosa de sus raíces y de que esta experiencia que tanto le ha marcado esté en sus recuerdos para siempre en Fala.