«Nos han dado un bocadillo y una Coca-Cola y nos han cambiado de puerta de embarque. Dicen que a las siete de la tarde salimos con destino a Badajoz, cuando deberíamos haber despegado a las 15.00 horas. Lo peor de la historia es que el año pasado ocurrió lo mismo justo el primer día, y suspendieron el vuelo diciendo que había diversas averías». Era el testimonio ayer de Luis Vila, un extremeño de Montijo que vive en Mallorca, mientras esperaba en el aeropuerto de Son Sant Joan a que le dieran más explicaciones sobre el retraso de su viaje.

Quería venir a ver a su familia aprovechando que se inauguraba la nueva ruta: «Iban a ser cuatro días que al final se van a quedar en tres...», se lamentaba. Finalmente les informaron que los cambiaban de compañía y que sería Binter Canarias la que los llevaría a destino. Llegó con más de tres horas y media de retraso.

Luis Vila fue uno de los 50 pasajeros afectados ayer por los problemas técnicos que sufrió el vuelo de inauguración de la temporada estival de la ruta entre Palma de Mallorca y Badajoz, fletado por la compañía Air Nostrum (filial de Iberia). Esta vez no ocurrió como en 2017 cuando los viajeros se quedaron en tierra, pero sí llegaron al aeropuerto pacense con gran demora.

Cinco viajes a la semana

Desde ayer 20 de julio, cinco vuelos semanales (el año pasado fueron cuatro) unen ambas ciudades. El recorrido dura una hora y cuarenta minutos.

Para esta ruta veraniega se emplea un modelo de avión que cuenta con 50 plazas y es frecuente para la conexión entre comunidades españolas.

Los precios oscilan entre los 60 euros y los 200 euros, dependiendo de las fechas escogidas y de la previsión de la reserva. Como referencia, el primer día de servicio estival volar a la isla balear costaba en torno a los 100 euros.

Un año más, esta ruta veraniega desde Badajoz, que suele lograr un alto porcentaje de ocupación, se ha inaugurado con una incidencia.