"Ahora, en estos momentos, este sector se encuentra totalmente paralizado, sin que se realicen ventas de nada". Así de contundente se expresa Jesús Alegre Gilarte, que cultiva tabaco en una superficie de su propiedad. "¿El motivo? Aquí, porque no hay vida a causa de los problemas que afectan al tabaco por el recorte en las ayudas europeas, por eso el terreno no tiene valor ninguno; si el tabaco no tiene continuidad las tierras no valen para nada", apostilla.

Pero es que con el maíz ocurre lo mismo, no es ninguna alternativa, sobre todo porque los costes de producción son muy elevados. "Yo lo tengo plantado y el abono que he comprado el otro día me ha costado a 50 céntimos; si a esto sumas la subida del gasóleo, que está ya en 1,05 euros, y que un tractor consume doscientos litros diarios, más los ciento y pico que chupa la máquina de repelar... Es inviable", lamenta.

Y a todo ello se suma la falta de atractivo del campo, por el sacrificio que exige: "Hacemos jornadas que incluso llegan a ser como mínimo de 14 horas diarias. Esto es duro, y más con estas temperaturas".