El desconocimiento, la percepción de que es una enfermedad que solo sufren los mayores y la inexistencia de síntomas externos al inicio hace que las enfermedades reumáticas pasen a un segundo plano por quienes las padecen. Esto impide una intervención temprana que podría prevenir y mitigar los daños irreversibles que se producen en los primeros años de enfermedad. Daños que impiden trabajar cada año a más de 17.000 extremeños con un coste de más de 32 millones de euros por las incapacidad temporales. Son datos del último estudio del Proyecto Salud y Trabajo con datos del 2007.

Con estas cifras no resulta difícil valorar el gran impacto social, económico y emocional que tienen las enfermedades reumáticas --más de 200 dolencia entre la que destaca la artritis reumatoide por su alto grado de incapacitación-- tanto para los pacientes como para el sistema sanitario.

Impacto similar al cáncer

En Extremadura casi siete de cada diez personas mayores de 20 años padece algún tipo de patología de este tipo. Estiman los expertos que su impacto en la población es equiparable a las enfermedades cardiovasculares o al cáncer, aunque la sociedad no lo percibe así. Según los datos del estudio, en la región se produce un proceso de incapacidad temporal por enfermedad reumática por cada 70 habitantes, con una media de duración de 49 días. Entre todas se acumularon durante el 2001, año de estudio, 839.638 días de baja laboral. Las mujeres protagonizan el 58% de los casos y la duración de la incapacidad es algo superior a la de los hombres. Pese a ello, el coste de estos procesos es mayor para estos últimos --2.069 euros en los hombres y 1.745 en las mujeres--.

Pero los 32 millones que la comunidad gasta en estas enfermedades no se refiere únicamente a las bajas, sino también "hay que añadir el gasto sanitario, otros gastos intangibles para la unidad familiar y los derivados de la pérdida de productividad por disminución del rendimiento y por absentismo; con todo ello el verdades coste de estas dolencias es superior", explica Pablo Lázaro, investigador principal del informe.