Los embalses extremeños han perdido en los últimos doce meses casi 1.600 hectómetros cúbicos de agua, según los datos del Ministerio de Medio Ambiente, lo que supone el 11% de su capacidad total y equivale al volumen máximo que puede embalsar un pantano como el de Cíjara. Sólo en la última semana, las presas de la cuenca del Tajo en su tramo extremeño perdieron 150 hectómetros cúbicos, con incidencia especial en el embalse de Alcántara, que perdió 116 hectómetros cúbicos, y las del Guadiana otros 40.

En este momento, los pantanos de Extremadura acumulan algo menos de 7.000 hectómetros cúbicos, lo que supone el 49% de su capacidad. La situación es peor en la cuenca del Guadiana, que está al 46,3%, mientras que la del Tajo supera por poco el 52%.

Dentro de este panorama general destacan en el lado negativo el estado del embalse de Gabriel y Galán, que acumula apenas 138 hectómetros cúbicos, es decir, el 15% de su capacidad. Mientras, el de Rosarito está al 18% con menos de 15 hectómetros cúbicos y el de Tentudía al 19%, con menos de un hectómetro cúbico en reserva, y muy cerca del límite que marcaría la imposibilidad de extraer agua con calidad para consumo humano.

Además, la sequía se agrava día a día porque a la falta de lluvias se suman las altas temperaturas que ha venido padeciendo la región en los últimos meses y que se han prolongado durante estos primeros días de septiembre, lo que favorece la evaporación del agua embalsada.

En la jornada del lunes, Mérida marcaba la máxima regional con 42º, a sólo 1,3º del máximo histórico registrado en Badajoz en un mes de septiembre, que se dio en 1911. Mientras, Cáceres padecía 40º de máxima, rozando el extremo histórico de 40,7º registrado también en septiembre de 1911. Ayer las máximas fueron algo más suaves : 40º en Badajoz, 39º en Mérida y 38º en Cáceres, lo que supone en todo caso diez grados más de lo que se considera normal en estas fechas.