La falta de precipitaciones que arrastra la región desde principios del pasado mes de octubre está mermando las reservas de agua de los embalses extremeños. De hecho, como muestra indicativa, el agua embalsada en estos momentos en los pantanos del río Tajo en la comunidad autónoma (2.281 hectómetros cúbicos) es inferior al que tenía hace un año el pantano cacereño de Alcántara (2.344 hectómetros cúbicos).

Actualmente, los embalses del Tajo y el Guadiana en Extremadura están al 44% de su capacidad --6.379 hectómetros cúbicos sobre un total de 14.281--. Hace un año estaban al 61%. Es decir, en 12 meses los datos de las confederaciones hidrográficas indican que han perdido 2.475 hectómetros cúbicos.

No obstante, la situación más grave se registra en la cuenca del Tajo, cuyas represas tienen la mitad del agua que a estas alturas del 2006 --las del Guadiana tan solo acumulan 70 hectómetros cúbicos menos que entonces--. Embalses como el de Alcántara o Valdecañas, los más grandes, tienen la mitad de reservas. De hecho, la Administración y el Canal de Isabel II se han visto obligados a frenar el bombeo de agua desde la cola de Alcántara en la desembocadura del Almonte para trasvasarlo al Guadiloba, que abastece a Cáceres y también ha visto reducida considerablemente sus reservas --en 2006 tenía 19 hectómetros cúbicos y ahora son apenas 12--. Aunque los ecologistas aseguran que parte de la responsabilidad de esta pérdida de caudal es de la sobreexplotación hidroeléctrica de estos embalses --en el caso de Valdecañas aseguran que es una maniobra para favorecer los trabajos de construcción del complejo turístico Marina Isla--, desde la Confederación Hidrográfica del Tajo insisten en que la única causa es la falta de precipitaciones.

Además, si se compara la situación actual con la existente en la primera semana de octubre, tras el paso del último temporal, los embalses de las dos cuencas a su paso por la región casi 900 hectómetros cúbicos menos. Es decir, en apenas 45 días han perdido el 15% de sus reservas disponibles.