Un estudio científico, encargado por Refinería Balboa y bajo la coordinación de la Universidad de Extremadura (UEx), pone de manifiesto que las emisiones de ozono "a lo largo de un año" de un modelo de refinería similar al previsto por el Grupo Gallardo "no verifica daños en vides ni en olivos". Según recoge la agencia Europa Press, el proyecto de investigación fue encargado hace un año por los responsables del Grupo Gallardo a la UEx y ha sido realizado en colaboración con el Instituto de la Ciencia de la Tierra Jaume Almera, el CSIC de Barcelona, el Departamento de Geología de la Universidad de Huelva y la Fundación del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo de Valencia (CEAM). Según detalla el coordinador del proyecto en la UEx, Santiago Hernández,los primeros datos se han obtenido gracias a la recreación en dos invernaderos de las condiciones ambientales y meteorológicas de la zona extremeña afectada por la implantación de la refinería, por lo que no son datos extrapolables a otras zonas con industrias similares. En estos invernaderos se han estudiado 11 plantas de vides, de tipo tempranillo y parda y olivos, sometiendo en uno de los mismos, a estas especies a emisiones de ozono 1.5 veces superiores a las ambientales, y al resto se las ha estudiado en condiciones normales sin ozono. Bajo estas condiciones, con unas emisiones de un 50 por ciento más altas de lo esperado por el tipo de refinería que se quiere instalar en la región se ha determinado que éstas, a lo largo de un año, no afectan a la hoja ni a la producción de la vid o el olivo. Este proyecto de investigación, que aún no ha concluido, es el primero de este tipo que se hace antes de que se haya construido la planta, y a voluntad de la empresa promotora, con el fin de analizar la situación actual de la calidad del aire, el suelo y la vegetación de la zona donde posiblemente se implante la refinería. Se busca de este modo realizar una estimación de la posible influencia de la planta en su entorno, facilitando datos científicos sobre el impacto del proyecto industrial que den una respuesta "clara y seria" sobre la compatibilidad de la refinería y la conservación del medio ambiente "durante un periodo inicial de un año". Queda ahora por delante continuar con las mediciones de los niveles de emisión de fondo a más largo plazo, de manera que se cuente con "datos fiables" que ayuden a conocer la previsión de futuros daños. Con los nuevos datos que se obtengan en futuras mediciones se podrá establecer una estrategia de vigilancia ambiental continuada en la zona de implantación, para ver el impacto en años sucesivos. Los objetivos marcados por el grupo de centros implicados en la investigación son realizar un diagnóstico y vigilancia continuada del aire y su impacto por vía atmosférica en el entorno de interés, especialmente sobre viñedos y olivares, manteniendo los niveles de emisión de ozono máximos permitidos legalmente. Además, tener un conocimiento previo de la dinámica atmosférica de la zona y realizar una estimación del impacto por ozono a partir de simulaciones numéricas de alta resolución, exponiendo a las especies vegetales estudiadas a parámetros de ozono más elevados de lo habitual en las emisiones normales de la planta de refinería. Estas exposiciones al ozono se han llevado a cabo, teniendo en cuenta además particularidades de la zona de Extremadura que podría verse afectada por la futura refinería, como el tráfico rodado diario o la implantación de otras industrias y sus particularidades meteorológicas, con tres periodos de mediciones entre el 30 de mayo y el 30 de junio, el 7 y el 11 de agosto y el 27 de noviembre y el 1 de diciembre del año 2006. A lo largo del proceso se sometió a las plantas a emisiones de ozono de 60 nanogramos por metro cúbico en periodos denominados octohorarios, de 8 horas de exposición al ozono entre las 8.00 horas de la mañana y las 20.00 de la tarde. Las conclusiones del estudio, sin ser definitivas hasta la fecha, indican que "no parecen existir indicios, como resultado de los ejercicios de simulación, de un impacto sustancial sobre el campo actual de concentraciones de ozono". Se indica además que "los resultados de los trabajos en campo muestran una situación muy aceptable con ausencia de daños relevantes sobre las comunidades vegetales y sin presencia de contaminación en niveles significativamente altos en los suelos". Por su parte, Juan Sillero concluye que sobre estos datos "no cabe opinión alguna porque son meramente científicos", adaptados a las características de la refinería que Gallardo quiere instalar en Tierra de Barros. Según Sillero, esta planta "no tiene nada que ver con ninguna otra del mundo, dado que contará con la mejor tecnología disponible en el siglo XXI", por lo que la investigación "permite conocer desde un punto de vista técnico la cantidad de emisiones de la misma".