La Semana Santa regresó ayer a las calles de Villanueva de la Serena y Don Benito después de que la lluvia aparecida la noche del miércoles impidiera las salidas procesionales. La jornada la inauguró Nuestro Padre Jesús Nazareno en Villanueva donde fue trasladado en procesión de la parroquia de la Asunción hasta San Francisco, en un horario matinal inusual. Desde allí partió anoche hasta la plaza de Maura para encontrarse con Nuestra Señora de los Dolores, uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa villanovense que congregó un año más a miles de personas que abarrotaron el enclave.

Juntos emprendieron la subida por Ramón y Cajal, Lozano Alonso, Carrera, Vadillo y San Benito hasta plaza de España. Allí, el Nazareno despidió a su madre, una magnífica imagen tallada por Mariano Benlliure en 1943, con una inclinación. De madrugada, el Cristo de la Pobreza, obra del escultor Gabino Amaya y fechada en 1948, realizó su recorrido marcado con cruces de madera indicando las estaciones del Via Crucis.

El Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de los Dolores devolvieron anoche el fervor de la Semana Santa a las calles de Don Benito, tras la desilusión por la suspensión de la procesión del Santísimo Cristo de la Paz debido a la lluvia.

Ambas imágenes iniciaron su recorrido en la iglesia de Santiago, desde donde salieron con gran expectación por parte de los cientos de fieles que se congregaron para ver la salida de ambas tallas, portadas por 30 y 32 costaleros respectivamente. Estuvieron acompañadas por sus 350 cofrades.