Los empalaos de Valverde de la Vera, el símbolo de la pasión de Cristo, volverán a recorrer las calles del municipio en la noche del Jueves Santo para cumplir así con alguna promesa, en un ambiente de misterio y tradición pero también de religiosidad y recogimiento, dijo ayer la alcaldesa de la localidad, Nemesia González, informa Efe.

El empalao, siempre un hombre, ya que sería imposible que una mujer llevara el atuendo, se coloca sobre sus hombros desnudos un timón de arado romano, que va sujeto mediante una soga de esparto que a su vez recorre todo su torso desnudo.

De cintura para abajo viste una enagua blanca, terminada en encaje, y de la mitad de sus brazos penden un par de vilortas, con tres aros cada una que con su sonido rompen el silencio de la noche y avisan de la llegada de un empalao.