«Con estas condiciones, si abro, pierdo dinero». Ángel Sáez, propietario del pub Flidais, en la Urbanización Guadiana de Badajoz, no abrirá hoy las puertas de su negocio, pese a las enormes ganas que tiene. Su licencia le permite tener doce veladores en su terraza, que tendría que reducir a 6 en esta primera fase de la desescalada. No le salen las cuentas. Para que fuera rentable, sus mesas tendrían que estar ocupadas al completo durante toda la jornada. «Diría que el 99% de los hosteleros de Badajoz nos vamos a esperar a finales de mayo, cuando al menos se nos permita el 50% del aforo dentro del local».

En su caso, podría ocupar la terraza del establecimiento contiguo, que está cerrado, y colocar todas sus mesas guardando la distancia de seguridad. «Si fuera así yo abriría y otros muchos hosteleros también», asegura. Defiende que todos deben ir a una y que en una zona de copas y restauración como la suya es fundamental que la reapertura se haga a la vez para atraer público. El coronavirus ha hecho que por primera vez en 21 años el Flidais cierre, pero su propietario, aunque reconoce que el sector está «muy desinformado y confuso aún», confía en que contará con su «fiel» clientela cuando regrese. «Tenemos una cultura de calle y de bar, no me he planteado que la gente no vaya a venir por miedo», dice. Como otros muchos hosteleros, ha tenido que recurrir a un préstamo del ICO para salvar su negocio. Ahora pide más facilidades para que el sector supere este «grave» bache.