Santos Jorna Escobero tiene 32 años, pero ha vivido mucho y, se lamenta, "quizás demasiado pronto". Pasó en un pis-pas de ser monaguillo en Arroyo de la Luz a presidir Amnistía Internacional en España. Con 25 años viajaba los fines de semana por medio mundo participando en campañas, recogiendo datos y asistiendo a reuniones donde se planteaba la mejor manera de defender los derechos humanos.

Cuando en 1997 dejó la presidencia española de Amnistía Internacional, se planteó con un grupo de personas comprometidas la posibilidad de pasar de lo internacional a lo local y fundaron ese mismo año la Asociación para la Defensa de los Derechos Humanos en Extremadura. Son más de cien socios y trabajan en tres ámbitos: publicación de informes y recopilación de documentación, educativo y de atención a las denuncias e investigación. Durante la pasada semana han celebrado en Cáceres el II Congreso sobre Derechos Humanos de Extremadura.

Esto de los derechos humanos parece como si sólo consistiera en no matar ni torturar y ahí se acabara todo.

-- Estamos asistiendo a un hecho muy curioso. Las administraciones públicas deben respetar, proteger y cumplir los derechos humanos, pero en aquellos ámbitos en que deben abstenerse de intervenir, fundamentalmente derechos civiles y políticos (que las personas se asocien para manifestar sus opiniones o defender sus derechos laborales, etcétera), parece como si el estado se quisiera inmiscuir cada vez más. Al contrario, en donde el estado tiene la obligación de actuar positivamente, se aparta cada vez más (garantizar la educación, la sanidad, las prestaciones sociales). Empiezan a sonar tambores no muy lejanos en materia de libertades. Lo que está ocurriendo en Estados Unidos con los presos que llevaban atados en aviones con capuchas puestas o en Rusia, donde Putin se atreve a matar a más de cien personas, nos preocupa. Existe un retroceso de las libertades en todo el mundo.

¿Atendiendo a las quejas que llegan a su asociación, cuáles serían los temas relacionados con los derechos humanos que más deberían preocuparnos en Extremadura?

-- El tema del paro es uno de los principales. El trabajo es un derecho humano que las administraciones públicas deben garantizar. Otro ámbito es el relacionado con la sanidad, que junto con el trabajo y la educación son tres ejes básicos en cualquier sociedad. En el tema educativo abrimos una investigación con la federación de padres de alumnos sobre el tema de la posible exclusión de los inmigrantes en los colegios. El problema es que los inmigrantes son un colectivo que no se atreve a ir más allá de la queja, no dan el paso de ir a la vía judicial. En esa investigación supimos que el 95 % de los inmigrantes estaba en colegios públicos y el 5 % en privados, porcentaje superior a la media nacional. El caso del velo en un colegio concertado que tanto revuelo levantó en Madrid aquí sería imposible porque no hay inmigrantes en colegios concertados. Hay situaciones que deberían ser investigadas.

TRAFICO DE MUJERES

Un tema relacionado con el de la inmigración es el tráfico de mujeres.

-- En Extremadura hay unas 600 mujeres que ejercen la prostitución en distintos clubs de alterne de la región. Un porcentaje de ellas que, según datos de la Guardia Civil, puede rondar el 40 %, están siendo obligadas a ejercer la prostitución. A veces vienen a nuestra asociación a denunciar sus casos, pero hemos constatado que la repuesta que les han dado la administración, la justicia o la policía no ha sido la adecuada. Es peligroso trabajar en ese campo porque hay muchos intereses económicos detrás. Las chicas a las que ayudas están llenas de miedo.

¿Casos concretos?

-- Por ejemplo, una chica brasileña que había llegado unos meses antes para trabajar en la hostelería en España. Con una buena actuación de la policía consigue salir de uno de estos clubs de la provincia de Cáceres. Fue en las navidades de 2000. Pero resulta que cuando va a declarar ante la jueza, ésta decide que no se le tome declaración hasta que pasen las vacaciones de Navidad, cuando era muy fácil hacerlo enseguida. La mujer brasileña no aguantó porque dar ese paso arriesgando su vida y la de sus familiares es muy difícil. Si una chica da el paso difícil, hace falta que haya tejida una red del día después suficientemente segura. Otro caso que tuvimos en Villanueva-Don Benito fue el de una chica que consiguió denunciar ante la policía local su caso. Pero cuando fue ante la policía nacional, él policía le dice que cómo va a denunciar eso, que cómo se va a meter en esos jaleos.

¿Es cierta esa imagen idílica que a veces se da sobre la situación de los inmigrantes en Extremadura?.

-- No existen problemas en cuanto a la convivencia si entendemos la tolerancia en sentido negativo, es decir, aguantarlos. En Talayuela, Rosalejo o Navalmoral, esa convivencia ha permitido que no haya habido problemas de altercados públicos como en El Ejido y en otros lugares. Pero convivencia real con intercambio de culturas, por más que se quiera decir lo contrario, no existe. Lo que sí estamos viendo es que hoy el mundo árabe y el mundo del extranjero no están muy bien vistos por influencia de la situación internacional. Se puede estar dando en la región un rebrote de racismo que con el tiempo pueda dar lugar a problemas. Sólo el 1 % de la población extremeña son inmigrantes legales. En Alemania o Francia son el 9 %. A pesar de ello, la gente sigue teniendo la idea de que hay muchísimos inmigrantes.