Algarabía, diversión, fiesta y emoción-mucha emoción se vivió anoche en Navalvillar de Pela en la Encamisá 2016. Los Vivas a San Antón se mezclaron con el vino de pitarra, los biñuelos y la generosidad y carácter acogedor de los peleños, que abrieron sus puertas de par en par para agasajar a los miles de forasteros que anoche acudían a Navalvillar de Pela para divertirse y compartir la tradición de los vecinos de este pueblo.

A las 8 de la noche, con la plaza más abarrotada en muchos años (quizá por aquello de que la fiesta cayó en sábado), la voz quebrada por la emoción de María Isabel Reyes Asensio, mayordoma de la cofradía de San Antón, rompía en Vivas al Santo desde el balcón municipal, acompañada del griterío de jinetes e infantería que entonaba los primeros cánticos entre el estruendo de cohetes y el repique de campanas.

Comenzaba entonces la popular carrera de San Antón para culminar unos días intensos en preparativos. Este 2016 ha sido doblemente especial. Primero porque se celebraba el trigésimo aniversario de la Declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional de La Encamisá y segundo porque ha sido el debut como alcalde en esta fiesta de Francisco Javier Fernández Cano. En calidad de anfitrión fue el encargado anoche de recibir al presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, y al presidente de la Diputación Provincial de Badajoz, Miguel Angel Gallardo; ambos respaldando el propósito de conseguir la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional. Minutos antes del comienzo de La Encamisá, el edil ofrecía los típicos biñuelos y vino a sus invitados, a la vez que anudaba a sus cuellos un pañuelo también típico de esta fiesta.

La recepción a las autoridades daba paso al pregón de la mayordoma. María Isabel Reyes Asensio ya debutó en esta misión el año pasado. En su alocución tocó la vena sensible de los peleños, a la vez que aludía a los recuerdos de niños y a los mayores, algunos ausentes por ley de vida.

Esta fiesta tan tradicional no es ajena a los cambios que experimenta la sociedad. De ahí que entre la multitud destacasen los teléfonos móviles grabando los instantes más emotivos del pregón. A continuación, los jinetes tomaron rumbo al resto de emplazamientos de Pela, salpicados por hogueras que comenzaron a arder también en esos momentos.

Las calles del recorrido estaban igualmente salpicadas de pequeños puestos en los que vecinos del pueblo obsequiaban a los jinetes con vino y biñuelos. Los caballistas más característicos llevaban la indumentaria típica de esta fiesta, con el gorro puntiagudo, camisa blanca y la manta de madroños en el caballo. En cada parada no faltaban los vivas a San Antón, San Antonino, San Fulgencio o El chiquirrrinino.

Los organizadores estimaban la presencia anoche en Navalvillar de Pela de unas 10.000 personas. Probablemente no iba desencaminada dicha estimación, pues el pueblo registraba uno de los mayores llenos que se recuerdan. Contó con la participación aproximada de 1.300 caballistas, unas 2.000 personas en la infantería y se encendieron un total de 23 hogueras. Existe gran interés por parte del Ayuntamiento de Navalvillar de Pela y de la Asociación Cofradía de San Antón Abad por conseguir la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional, puesto que es una celebración con un gran arraigo popular y numerosa participación ciudadana. Es peculiar y tiene una tradición de muchos años de antigüedad, ya que representa unos hechos que se remontan al medievo.