Iberdrola, Endesa y Naturgy mantuvieron ayer una nueva reunión para abordar el futuro de la Central Nuclear de Almaraz y volvieron a poner de manifiesto sus enfrentamiento a la hora de alcanzar un acuerdo para la renovación de la planta, a menos de dos semanas de que expire la fecha límite del 31 de marzo. La reunión, que arrancó a las 16.00 horas, proseguía entrada la noche, aunque las distancias entre Endesa e Iberdrola y Naturgy para resolver el futuro de Almaraz se volvieron poner sobre la mesa rápidamente.

Este es la tercera reunión en la que las tres compañías accionistas de Almaraz —Iberdrola (53%), Endesa (36% y Naturgy (11%)— tratan de llegar a un acuerdo, y la segunda de ellas con el protocolo firmado por las eléctricas con Enresa y que parecía aclarar la senda a seguir para la continuidad del parque nuclear y su cierre ordenado entre 2025 y 2035.

El permiso de conexión de la central caduca en abril de 2020 y el próximo 31 de marzo es la fecha límite marcada en ‘rojo’ para tomar la decisión al respecto, bajo la amenaza para las energéticas de enfrentarse a una sanción.

Según señalaron fuentes cercanas a las empresas, Iberdrola y Naturgy plantearon en esta nueva reunión una propuesta flexibilizada en la que pusieron sobre la mesa que si las inversiones requeridas para la planta son superiores a las previstas en el plan de negocio acordado sería necesario volverse a sentar y pactarlo por unanimidad, tal y como está previsto en las sociedades de interés económico (AIE) por las que se rigen las nucleares.

Endesa ya se negó la semana pasada a firmar cualquier imposición de condiciones no recogidas en el protocolo alcanzado entre las compañías y Enresa, que, en su opinión, obliga a cumplir el acuerdo alcanzado para ampliar la vida útil de las centrales.

A juicio de la compañía dirigida por José Bogas la introducción de cláusulas a la petición de alargar la vida útil, como un tope del 15% a una cifra de inversiones recurrentes de unos 400 millones de euros, supone desvirtuar el protocolo, «ya que en él no hay ninguna condición». Así, sostiene que no haya ningún condición en el caso de que las inversiones necesarias sean superiores a las previstas, ya que ésta es una cuestión que debe ser determinada por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).

Fuentes de Endesa indicaron que han vuelto a plantear a sus socios negociar una salida de la central si alguno de ellos considera que «no salen las cuentas» y no se dan las condiciones económico-financieras que permitan su continuidad.

Esto supondría que los socios que quieran salir del accionariado podrían hacerlo, aunque sería necesario en primer lugar que cubrieran cada uno su parte correspondiente del importe por el predesmantelamiento. Fuentes empresariales subrayaron que el resto de socios consideran inadmisible la venta de su parte por cero euros y, además, tener que asumir este coste del predesmantelamiento, informa Europa Press.

PROTOCOLO CON ENRESA / Las tres propietarias de Almaraz habían firmado con Enresa, la entidad pública empresarial encargada de la gestión de los residuos radiactivos, un protocolo en el que se recogía un calendario para el cierre ordenado de las centrales nucleares españolas, con lo que parecía que el acuerdo para pedir de prórroga de la licencia estaba cercano. De esta forma, se solicitarían 7,4 años de prórroga para la Unidad l de Almaraz y 8,3 años para la Unidad II, lo que supondría que seguirían funcionando hasta el 1 noviembre de 2027 y el 31 de octubre de 2028, respectivamente. Las desavenencias habrían surgieron la pasada semana al negarse Endesa a aceptar, tal y como proponían Iberdrola y Naturgy, incluir en el pacto que si hubiese que asumir gastos superiores a los previstos eso se tradujese en un desestimiento de la solicitud.

A la espera de conocer la decisión definitiva de las propietarias de la instalación sobre su futuro, tanto el Ayuntamiento de Almaraz como el comité de empresa de la central protagonizaron ayer varios actos de protesta.