i-DE, la nueva marca de la actividad de distribución eléctrica de Iberdrola, tiene previsto invertir 20 millones de euros en el horizonte de diez años en la comunidad autónoma con el objetivo de contribuir a que los principales municipios extremeños evolucionen en su transición hacia un modelo de ciudad inteligente o ‘smart city’.

Las inversiones en este proyecto —que en el conjunto del país ascienden a 600 millones— irán destinadas fundamentalmente a un mayor desarrollo de la red de distribución eléctrica para integrar recursos energéticos claves para una ciudad inteligente, así como a aumentar la inteligencia de la red de distribución, potenciando la digitalización y permitiendo así mejorar la calidad de la información y del servicio. En Extremadura, la compañía ya ha firmado un convenio —en mayo pasado— con el Ayuntamiento de Villanueva de la Serena y está en conversaciones para hacerlo con el de Cáceres. De hecho, i-DE prevé extender la iniciativa a más de 40 municipios españoles durante este año, incluyendo capitales de provincia y ciudades de más de 100.000 habitantes ubicadas en las regiones en las que opera.

El trabajo que se desarrolla en colaboración con las administraciones locales y regionales se centra en cuatro áreas estratégicas: la movilidad eléctrica, las infraestructuras de redes, la eficiencia en el uso de la energía y la sensibilización ciudadana. «Nosotros ponemos todo nuestro conocimiento, experiencia, y saber técnico al servicio de los ayuntamientos para avanzar en esos cuatro frentes», resume Javier Vázquez, director de la Región Centro—en la que está comprendida Extremadura junto a Castilla-La Mancha— de i-DE. «Las redes inteligentes se han convertido en una de las claves del proceso de descarbonización de nuestra economía y de la transición energética, favoreciendo la integración de la movilidad eléctrica y las renovables para un mix energético más limpio y descentralizado», incide Vázquez, para quien «el despliegue de nuestra red eléctrica inteligente nos está permitiendo incorporar la ‘traza neuronal’ de la red para ofrecer un mejor servicio al ciudadano».

En el ámbito de la movilidad eléctrica, se ayuda a las administraciones a implantar un plan de despliegue de puntos de recarga eficiente y económico, accesible a todos sus ciudadanos. «Les asesoramos sobre cómo es nuestra red y dónde es más factible con un mínimo coste colocar los puntos de recarga, porque no en todo el entorno urbano cuesta lo mismo. Balanceamos las necesidades de movilidad con las de la red para no invertir más de lo que sería necesario», destaca.

Flota de vehículos

Igualmente, se orienta a los consistorios sobre la rentabilidad de ampliar o no su flota de vehículos eléctricos, ya sea de coches o de autobuses. «El coste de mantenimiento de un vehículo eléctrico es muy pequeño, pero el de adquisición sigue siendo muy superior al de uno de combustión. Hay que hacer números con el ayuntamiento y, en función de la infraestructura y de los puntos de recarga que necesiten, se hace un estudio de los costes», precisa el director de la Región Centro de i-DE que, en cualquier caso, puntualiza que «esto va a variar mucho, porque los costes de las baterías y de los coches eléctricos van claramente en descenso. Lo que hoy puede ser no rentable dentro de año o año y medio puede comenzar a serlo».

Por otro lado, i-DE ha integrado un Centro de Control de la Movilidad Eléctrica en su Centro de Control de Distribución (COD) de la Zona Centro —también en los otros cinco con los que cuenta en España—. Esta instalación servirá para monitorizar y evaluar el impacto del vehículo eléctrico en su red de distribución. En este sentido, proporcionará información dinámica sobre puntos de recarga como ubicaciones según zonas, distribución de consumos por provincias, curva de carga horaria de puntos de recarga o emisiones de CO2 evitadas. Asimismo, se podrá realizar un seguimiento de la evolución de estos emplazamientos o de la potencia solicitada en ellos.

«La movilidad eléctrica está muy condicionada por la existencia de los puntos de recarga», incide Abel Santamaría, responsable de Operación de i-DE de la Región Centro. «Mucha gente tiene miedo aún del vehículo eléctrico por no estar seguro de dónde cargar», añade. La monitorización de la demanda real que ahora está comenzando a hacerse servirá «para definir tendencias y poder anticiparnos a lo que va a ocurrir en el futuro», esgrime, lo que permitirá a su vez determinar cuestiones como la de «hasta qué punto va a hacer falta reforzar la red y dónde», cuando el uso del vehículo eléctrico comience a generalizarse.

En cuanto a las infraestructuras, la idea es avanzar en la potenciación del desarrollo, la innovación y la digitalización de las redes, como medios para mejorar la calidad de suministro y la atención a los ciudadanos. «Tenemos la ventaja de que partimos de una situación muy buena en la red de Iberdrola», sostiene Javier Vázquez, que en el caso concreto de Extremadura remarca que es la segunda con la mejor calidad del suministro de entre todas en las que distribuye i-DE en España, tan sólo superada por Madrid. El Tiepi (tiempo medio de interrupción del suministro, que es un indicador de su calidad) acumulado hasta agosto es de 22,7 minutos (la media nacional de esta compañía es de 26,48). Entre 2012 y 2018 el promedio mensual en la región se ha reducido más de un 70%, una mejora que se ha conseguido con la dificultad añadida que supone trabajar en un entorno como el extremeño, principalmente rural, con poblaciones dispersas y muchas líneas aéreas.

En Extremadura, donde esta firma gestiona alrededor de 70 subestaciones, más de 2.000 kilómetros de líneas de alta y muy alta tensión y más de 10.500 kilómetros de líneas de media y baja tensión, «se ha invertido mucho en renovación de red», asevera este responsable de i-DE, quien también resalta el que en solo «cinco años hemos sido capaces de cambiar once millones de contadores, 90.000 centros de transformación e invertir 2.000 millones de euros», en España. 300.000 de estos contenedores se han desplegado en Extremadura. «Probablemente tenemos la red de distribución más avanzada del mundo», remacha.

Finalmente, las otras dos claves de este proyecto son, por un lado, la búsqueda de soluciones energéticas sostenibles y la mejora en la eficiencia del uso de la energía, apoyándose en el valor de los datos que la red inteligente proporciona a los ciudadanos y las administraciones. Por otro, la concienciación. «Todo esto hay que explicárselo a la gente, concienciar al ciudadano de qué es la digitalización y la electrificación de la economía», apostilla Vázquez.