Como decíamos ayer, iniciamos hoy una serie de artículos donde os escribiré sobre religión y política aprovechando que mi madre está de vacaciones.

Empezamos con Nietzsche y sus pensamientos. No tengo por qué compartirlos, aunque entre tú y yo y sin que ella se entere, me gustan porque me hacen pensar.

Hemos definido al ser humano como un animal social o espiritual o racional o religioso. Nietzsche nos dice que es un animal fantástico ya que para habitar el mundo necesita soñar y crear ficciones y fantasías.

Una pérdida significativa

Nietzsche realiza una declaración terrible: «Dios ha muerto». Para nosotros es una pérdida significativa; al ser una de nuestras creaciones más importantes, quizás la más útil hasta la fecha por la protección que nos daba. Como toda pérdida, es una oportunidad para crecer por nosotros mismos ya que todo gran padre nos hace sentir pequeños. Una opción es que Dios se retire a una especie de residencia de ancianos, pero Dios no sabe apartarse porque está en todas partes.

No quiero centrar el debate en si la existencia de Dios es una fantasía del ser humano o es una realidad. Quiero centrar el debate en su utilidad.

No nos necesita

Si hoy viviera Nietzsche diría que Dios ha resucitado otra vez. Está claro que Dios no nos necesita. Es muy maduro, autónomo y para ser feliz no necesita de nuestro amor. Incluso diría que no necesita que creamos en él. Lo que busca en nosotros es la bondad, la armonía, la felicidad. ¿Necesitamos nosotros su existencia para alcanzar estos objetivos?

Entiendo la utilidad de un gran padre hasta que alcanzas la madurez. ¿Ha alcanzado la madurez necesaria el ser humano para prescindir de su padre?. Si Dios no existiera, ¿sería bueno para la humanidad?. Yo, y no lo digo porque mi madre lea este artículo a su vuelta, creo que su existencia nos ayuda por ahora. Y para ti, ¿es útil la existencia de Dios? .