Si La lapa, lugar donde Francisco Guzmán quiere abrir una planta de biogás, no llega ni a los 300 habitantes, no muchos vecinos más tenía Portaje cuando en 2005 José Lucas Pérez Pardo decidió construir su propia instalación en la carretera que lleva de Acehúche a Portezuelo. Ahora la planta está cerrada --lleva sin actividad desde 2010 debido a que la crisis obligó a clausurar el centro-- y José Lucas Pérez, un cubano enamorado de la región se dedica a la comercialización de jamones en Guijuelo.

Curiosamente, aunque ha pasado el tiempo, sigue en contacto con el animal que le proveía de materia prima para poner en marcha su planta para generar gas: el cerdo. Los purines, una mezcla de desechos de animales domésticos, se convirtió en el primer paso de su escala biotecnológica. Aunque ahora no ejerza y su centro de operaciones esté cerrado, el cubano fue precedente de este tipo de energía sostenible en la región. Según relata a este diario, desarrolló sus conocimientos de química y biología en Cuba y cuando estaba trabajando para la multinacional Pepsi en México conoció a un empresario español que tenía en propiedad una finca con cerdos y estaba interesado en maximizar la rentabilidad aprovechando las energías. Cautivado por la idea, viajó y desarrolló un proyecto pionero que en ese entonces no produjo ningún eco social ni mediático ni apenas obtuvo respaldo institucional.

Intentó ponerse en contacto con la Universidad de Extremadura y responsables de áreas relacionadas visitaron la instalación para saber como funcionaba pero todo quedó en eso, en atisbos de llegar a algo más. A una de las charlas y visitas asistió Francisco Guzmán, el responsable de AGF Procesos, que parece ser sin quererlo el sucesor de José Lucas Pérez.

De hecho, también relata que puso en marcha otras tecnologías en la misma planta, entre ellas una relacionadas con la producción de hidrógeno. Destaca que su Centro de Ingeniería Ambiental "tenía tecnología punta" y alaba las propiedades de la energía sostenible. Aunque reconoce que no es la más eficiente, añade que "el biogás es la más aprovechable de las sostenibles", sostiene. Esta afirmación la hace basándose en su tesis doctoral, en la que estudió que aparte de las propiedades energéticas del biogás que generaba (con un 70% de metano), el producto restante, líquido tenía múltiples propiedades fertilizantes como abono y por otro lado, incluso servía en la alimentación de los cerdos. En ese sentido, apuntaba que para producir un mejor producto, la clave estaba en la buena alimentación de los animales. "Lo que comen los cerdos influye en la calidad de sus deyecciones, estas generan mejor purín y por supuesto mejor biogás", sentencia.

Aparte de la calidad de la alimentación de los generadores de materia prima, el estudioso destaca el entorno y el cuidado del proceso de generación de la energía que le permitieron durante cinco años ser pionero silencioso hasta que sus descendientes han decidido continuar con un legado que jamás quedó baldío.