La hostelería se quiebra. Es uno de los sectores más castigados por la pandemia del coronavirus y ahora ven sus futuros más difusos después de que el Gobierno anunciara este viernes las nuevas medidas restrictivas que afectan directamente a este colectivo: clausura de discotecas y adelantar a la una de la madrugada el cierre de las terrazas. En Extremadura, los compañeros del sector coinciden en que están «abocados a la ruina».

«Son medidas muy drásticas después de ver plazas de toros, teatros, trenes y autobuses llenos», afirma Laura García Lara, gerente de Carmen Gastrobar Ginclub de Badajoz, además de portavoz de la Plataforma Hostelería Badajoz. «Es incongruente. Están criminalizando a un sector entero y la hostelería sigue a rajatabla las medidas sanitarias», añade. Además, asegura que entre los hosteleros de Badajoz existe gran incertidumbre: «¿Quién nos dará soluciones?, se preguntan. «No nos podemos rendir y vamos a sobrevivir», apostilla.

En Cáceres se vive la misma situación. «Es todo muy ambiguo. No sabemos qué pasará», señala Juan Miguel Olmeda, propietario de la discoteca Velvet de La Madrila y socio de la terraza del Hípico, junto con más hosteleros. «Nos encontramos a la espera de conocer con detalle las nuevas limitaciones, hasta entonces nuestros locales abrirán de acuerdo a la nueva normalidad», aclara. Respalda además las declaraciones que Luis Salaya, alcalde de Cáceres, hizo el viernes a este periódico. «Como indicó Salaya en la terraza del Hípico contamos con más medidas de sanidad de las requeridas», apunta. A nivel general, explica que la hostelería genera muchos puestos de trabajo tanto de manera directa como indirecta. «Es una cadena que va desde los proveedores hasta los camareros», cuenta. «Sin producir no podemos ganar. Por lo tanto, no podemos pagar y no podemos vivir», sentencia.

Por otro lado está la postura de José Mostazo, que asegura que uno de sus locales, Bontá, situado en La Madrila Alta, perderá hasta un 30% de su facturación por la obligación de cerrar a la una. «Esto, como señaló el viernes el ministro Illa, supone no servir consumiciones a partir de las 00.00 horas. En Bontá la franja horaria en la que más copas se sirven es entre las 00.30 y las 2.00», relata. No obstante, hasta que no se publiquen de manera oficial dichas restricciones, Mostazo abrirá como hasta ahora. Sin embargo, muestra su preocupación por el sector: «El ocio ya estaba roto, esto es la puntilla», concluye.

Bajo el punto de vista de Raúl Paniagua González, propietario de La Pitarra del Gordo de Plasencia y vicepresidente de la Asociación Hosteleros Plaza Mayor ve más fácil para las autoridades controlar a la población en locales de hostelería que en la calle y casas. Por ello, tacha este veto es «injusto». «Vivimos del turismo y no creo que quieran irse a casa a la 1.00», añade. «Como hostelero aseguro se cumplen las medidas y como cliente lo corroboro». Su local es de tapas y no se verá afectado como tal, pero sí el de sus compañeros. «La situación sanitaria es horrible, pero no hay que castigar a todo un colectivo. Habrá que sancionar a los que incumplen las normas, como en todo», continúa. Del mismo modo, aclara que en Extremadura ningún brote se ha producido, hasta ahora, por salidas nocturnas. «Hay que tomar medidas para frenar los contagios y lo principal es la colaboración ciudadana, pero la hostelería se está dejando la piel en salir adelante», finaliza.

El sonido, también en jaque

La crisis golpea con fuerza a otros sectores profesionales. Uno de tantos, son las empresas de sonido que debido a la avalancha de cancelaciones de eventos han sufrido pérdidas importantes. Este es el caso de dos sociedades extremeñas como Soniprex de Cáceres, con 35 años de experiencia. Su gerente, Julián Dionisio Polo, declara que «nunca habíamos sufrido una crisis igual». En verano, las fiestas de los pueblos, conciertos y discotecas móviles «le hacían el agosto», pero ahora vaticinan un futuro incierto. «Los eventos de la Diputación de Cáceres, al menos, nos están salvando», concluye.

Julián Dionisio Polo, gerente de Soniprex en Cáceres.

En Sonidos Rubio, de Badajoz, se dedican a los congresos y convenciones, todos cancelados. Jaime Rubio, director de la empresa con más de 40 años en el sector, afirma haber sufrido pérdidas de hasta 150.000 euros. «Hubo un momento en el que parecía que se iban a retomar algunos eventos y nada. Estamos ante una situación muy preocupante», lamenta.

Jaime Rubio, propietario de Sonidos Rubio.