TNto hace tanto tiempo que un famoso ministro socialista, Carlos Solchaga pronunció la famosa frase de que "España era el país europeo donde es mas fácil hacerse rico". Desgraciadamente para los españoles algunas frases pronunciadas por determinadas personas se nos vuelven como bumerang algún tiempo después y es el pueblo español quien sufre las consecuencias y no aquellos que las pronuncian. Algo parecido ha sucedido con nuestro Sistema bancario, poco después que el señor Zapatero afirmara también que "era el mas sólido y solvente de Europa". Por favor, mucho mejor nos iría si en lugar de hacer ese tipo de afirmaciones categóricas, los españoles nos dediquemos a trabajar, cada uno en su función.

El efecto perverso de estas aseveraciones puestas en boca de altos representantes políticos ha tenido como resultado, que parte de los españoles se las creyeran y se pusieran a despilfarrar alegremente y a vivir por encima de sus posibilidades, o bien, como en el caso de las cajas de ahorro, a utilizar los ahorros ajenos en arriesgadas inversiones que se han demostrado totalmente disparatadas.

En la raíz de la mayor parte de los problemas de todo tipo que tenemos ahora, está ese mensaje irresponsable de que las cosas se pueden conseguir sin esfuerzo, por que al final solamente le daremos valor a aquello que se ha obtenido fruto de un esfuerzo que nos ayudará a conservarlo. El llamado Estado del bienestar al que tanto aludimos en Europa que queremos mantener, es el fruto del esfuerzo de varias generaciones de europeos que supieron generar riqueza y distribuirla de forma mas equitativa que en el resto del mundo. El problema es que la alegría y el despilfarro han gripado el motor y ahora tenemos que realizar una reparación profunda, que comienza por una cura de realismo y un convencimiento de que sin un esfuerzo colectivo no saldremos de esta situación.

Como no existe una varita mágica que resuelva el problema que representan los 6 millones de españoles sin trabajo, se tendrán que tomar medidas como la que acaba de tomar el Consejo de Ministros referente al empleo juvenil. Un país no puede permitirse el lujo de tener a la mitad de una generación con una formación alta en la postración. Pero no hay que regalarles nada, hay que facilitarles el camino de su incorporación a la actividad laboral.

XPERO EL PAROx juvenil no es el único problema, existen también los 2 millones de desempleados que, provenientes de sectores como la construcción, abandonaron sus estudios en la década de 1995 a 2005, y ahora no tienen ni trabajo ni formación. Para ellos solo cabe la recuperación de actividades simples que se han ido abandonando en bonanza; tales como actividades agrícolas de producción de alimentos ecológicos y de calidad, volver a que las estaciones de servicio tengan el personal necesario para servir al consumidor las materias peligrosas que son los combustibles, limpiar todos los montes para alimentar centrales de biomasa que generen energía a la vez que crean empleo y evitan incendios,... Todo menos dar la sopa boba de una subvención por seguir sin hacer nada, para que tengan que agradecer la mísera ayuda que reciben por seguir malviviendo y seguir siendo el país de Europa donde es mas fácil hacerse pobre.