El centro de acogida que la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) gestionaba en Mérida, el único en Extremadura, se construyó "ex profeso" para dar asilo a los refugiados que llegasen a la región, pero sus instalaciones llevan cerradas casi seis años por falta de recursos. "Es el símbolo de la injusticia de esta crisis económica", explica Mariano Arellano, pastor de la iglesia evangélica propietaria del inmueble. El centro abrió sus puertas en 1999 y hasta el 2010 brindó acogida a más de 700 asilados políticos, homosexuales o de guerra de 60 países diferentes: Colombia, Rusia, Afganistán, Chechenia.... Desde que estallara la crisis migratoria en Europa cientos de voces han clamado por su reapertura y lo cierto es que bajo la tutela de la Administración, solo con una mano de pintura y limpieza podría ofrecer esperanzas para una nueva vida a más de una treintena de afectados por la guerra en Siria.

Ubicado en la calle Suárez Somonte de la capital autonómica, muy cerca del Teatro Romano, el centro tiene una superficie útil de 400 metros cuadrados distribuidos en dos plantas con todas las dependencias y servicios necesarios para prestar atención a las familias asiladas: dormitorios con varias camas, baños, comedor, cocina, patio y aulas de actividades en cuyas estanterías y paredes todavía se conservan mapas, libros, cuentos y juguetes. Hasta 12 trabajadores llegaron a atender las instalaciones, a las que acudían otros tantos voluntarios.

"Aquí a estas personas no solo se les daba asilo, también ayuda para que pudieran integrarse y formar una nueva vida", explica Arellano, cuya comunidad no dudó en aparcar otros proyectos propios y poner el edificio nuevamente a disposición de la Administración "ante la magnitud de esta crisis". Aunque el inmueble es propiedad de la Iglesia Evangélica, se cedió para a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado --ha sido el único centro de esta entidad en la región--, que lo gestionó hasta el 2010, cuando se cerró por falta de recursos. En caso de abrir nuevamente sus puertas, la gestión recaería en Cruz Roja.