Los enfrentamientos, críticas y acusaciones entre políticos no son extraños, y menos en fechas previas a unas elecciones. No sorprenden cuando los ataques y las polémicas surgen de diferentes ideas, planteamientos o visiones de la realidad. Pero bien distinto es si ese enfrentamiento es entre un ministro y una exministra del mismo partido, y si entran en aspectos personales y, además, hay dinero público de por medio. Y si se habla de 250.000 euros, de un ministro metido a reformas de muy alto standing y de una exministra acusada de poco cuidadosa...

Estos son precisamente los principales ingredientes de una información con la que el diario El Mundo abrió ayer el apetito crítico de muchos.

Decía el diario que el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, ha invertido unos 250.000 euros en arreglar la vivienda oficial --un ático de 220 metros situado en la madrileña plaza de España-- en la que se instaló en enero.

Ante las críticas que la noticia despertó --el PP no tardó en calificar de "rigurosamente escandaloso" el gasto hecho por Bermejo--, y para justificar tan elevada cantidad --más de 40 millones de pesetas destinadas no a la compra de un piso, sino al arreglo de un ático-- el ministro argumenta que esta vivienda oficial "se encontraba en unas condiciones lamentables". Con ello hacía culpable, aunque disimuladamente, al anterior ocupante, ´honor´ que en este caso corresponde a la extremeña María Antonia Trujillo, exministra de Vivienda y cabeza de lista del PSOE al Congreso por Cáceres. Ella ocupó la ahora nuevísima casa de Bermejo desde su nombramiento como ministra, en abril del 2004, hasta su cese en el cargo, en julio del 2007.

Tampoco su respuesta ante esta acusación se hizo esperar. Ayer, en declaraciones a EL PERIODICO, la exministra dijo estar "muy enfadada" por las insinuaciones de que ella había dejado en mal estado la vivienda. "Yo dejé la casa tal y como me la entregaron a mí y como la encontré", asegura visiblemente enojada. Discreta, y sin querer entrar a valorar lo invertido por el ministro de Justicia en la reforma, tan solo indica: "Yo he vivido muy bien durante tres años con mi hijo en esa casa, muy bien ubicada, perfectamente habitable, cómoda y muy digna".

Y con informe

Palabras contra palabras y, para respaldarlas, los informes, bien técnicos, bien gráficos.

Así el Ministerio aporta un informe en el que se justifican las reformas realizadas. Este recoge, sobre el estado de la vivienda, que "se observa una importante situación de abandono y deterioro del inmueble, especialmente en pavimentos, cocina, baños y terraza, así como importantes manchas en paramentos verticales y horizontales". Y precisa que "para su uso como vivienda y dotarla de la dignidad imprescindible es preciso acometer reformas".

Sobre este informe tampoco quiere pronunciarse la exministra, que solo menciona el hecho de que esta misma vivienda la ocuparon antes, como ministros del PP, Rajoy, Arenas y su antecesora, Julia García Valdecasas, "y nunca hasta ahora se había hecho ninguna reforma".

E insiste en que a su salida "esta casa estaba en perfectas condiciones", lo que avala, "por si alguien cuestiona mi palabra", las muchas fotografías que tuvo ocasión de hacer en ella durante su estancia, y el amplio reportaje fotográfico que, como recuerdo, hizo poco antes de su marcha.