«Creemos que va a lastrar la productividad y la competitividad, sobre todo de las microempresas y de las pymes», lamenta Francisco Javier Peinado, secretario general de la Creex, a la hora de valorar la entrada en vigor del registro de la jornada de trabajo. Una norma que ha motivado en las últimas semanas «muchisimas» consultas por parte de empresarios. «Lo peor de todo es que no aporta nada, solo más carga administrativa. No aporta nada porque desde el 2015 está ya regulada esta obligatoriedad de registro de jornada para los contratos temporales y a tiempo parcial que es donde realmente puede haber este supuesto fraude que se intenta paliar», esgrime. Más burocracia para las empresas y también un aumento de los costes que tendrán que asumir, que pueden venir derivados de tener que encargar un ‘software’ específico, equipos telemáticos o los servicios de una asesoría, entre otros.

Critica, igualmente, que se aplique de forma «indiscriminada» a todas las empresas y centros independientemente del número de empleados que tengan o de la actividad que desarrollen, y también la falta de claridad e «indefinición» de la que adolece, a su juicio, la norma. «Se dice, por ejemplo, que hay que tener de manera inmediata el registro en el centro de trabajo. Y si el trabajador en ese momento se ha ausentado y el registro lo lleva en una aplicación en su propio móvil, ¿cómo se lo mostramos al inspector de trabajo? ¿Tendría que sancionarnos?», se pregunta.