Los expertos recomiendan beber entre 2 y 3 litros de líquidos al día, aunque en verano, con el calor, se pueden llegar a duplicar estas necesidades.

Beber antes de tener sed, ya que cuando aparece esta sensación ya existe un cierto grado de deshidratación.

Evitar beber alcohol, ya que tiene un efecto diurético y contribuye a deshidratar.

Prestar especial vigilancia con los niños, los mayores y a la hora de hacer deporte.