Las cuatro familias de Badajoz que el pasado lunes se instalaron frente la residencia oficial del presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, en Mérida, para conseguir una vivienda de promoción pública, iniciaron ayer lunes una huelga de hambre por tiempo indefenido y aseguran que solo se alimentarán de agua con limón hasta que el ejecutivo dé una solución.

Se trata de cuatro parejas de diferentes barrios de Badajoz, todas ellas con hijos de corta edad. De ellas, dos familias han sido desahuciados y otra la desahuciarán el próximo mes por no poder pagar el alquiler, ya que carecen de medios económicos al estar en paro. La cuarta familia vive en un piso de 70 metros compartido por 11 personas, en el que subsisten con tan solo 426 euros de paro, informó el presidente de la Asociación para una vivienda digna, Antonio Chacón.

Además estas familias han sido pesadas para así poder controlar el estado de salud y "aunque se los vea derrotados y cansados están con mucho ánimo y esperanza", declaró Chacón.

También Chacón, recordó que Vara aseguró hace unos días en Olivenza que "todos los extremeños que hayan solicitado una vivienda la van a tener y estas familias llevan años solicitandola y aún no la tienen". A esto concluyó, la "urgente necesidad" de estas familias y el extremo de llegar a esta situación.

"Pensabamos que el presidente iba a ser más sensible y se ha ido de vacaciones sin darnos una solución, pero estaremos aquí hasta que nos den una casa", aseguró a este medio Francisco Javier Becerra, uno de los manifestantes.

El consejero de Fomento, José Luis Quintana, respondió ayer que la Junta va a "aplicar estrictamente la normativa" y recordó que una de las cuatro familias "dijo en algunos medios de comunicación que no le importaba vivir en Colorines", a la que, por tanto, se le adjudicó una vivienda en este barrio, "a la que renunciaron".